En 2021 la Auditoría Superior de la Federación buscó fincar responsabilidades a los ingenieros militares que intervinieron en la construcción del Aeropuerto Felipe Angeles ya que mostraron irregularidades en tiempo y forma.
A nadie le ha importado eso como tampoco el hecho de que las declaraciones patrimoniales de los 23 ingenieros militares que intervinieron en la construcción de ese aeropuerto, fuesen dadas a conocer públicamente tal y como lo pedía el NAIM. Nos podemos preguntar por qué esa opacidad cuando debiera ser justo al revés. Mostrar sus bienes personales manejando miles de millones de pesos, debiera ser más que una obligación legal, un timbre de orgullo y luz en medio de la Austeridad Republicana.
Gracias a la intervención de la Suprema Corte de Justicia de la nación que consideró como asunto de Seguridad Nacional el impedir no sepamos cómo manejaron un presupuesto que inicialmente era de 12 mil millones 545 mil pesos y que terminó costando a las arcas de la nación, 23 mil 715 millones de pesos. Tampoco sabremos a cuánto ascienden sus percepciones personales aunque el diario Reforma público el pasado viernes 12 de agosto que el General Brigadier, Isidoro Pastor con un sueldo mensual de 110 mil pesos, logró en 2021 adquirir una propiedad por seis millones de pesos y dos autos de lujo, un Cadillac CTS de 2018 y un Mercedes Benz CLA 2021, todo de contado.
Galileo llamaba a cuestionar permanentemente los dichos de la autoridad. Indicaba que los discípulos de la ideología obedecen, y nada los puede hacer dudar de lo que los subyuga, ni siquiera la realidad de los hechos. La ideología acaba con las voluntades y con las inteligencias. La lealtad se vuelve extrema.
Característica de la democracia es la transparencia, condición sustantiva y preparatoria para el voto. Sin saber cómo emplea la autoridad, en este caso los militares, los dineros de los contribuyentes, ellos mismos convierten la oscuridad en que se mueven, en verdaderos faros de luz sobre sus valores y propósitos. Al amparo protector que brinda el máximo exponente de la justicia, sus ingresos y percepciones son los que diga la imaginación y no la verdadera información.
La Boetie habla del absurdo y concretamente lo aplica al hecho de que un pueblo puede dormir bajo la ignorancia de cómo se mueven sus autoridades e incluso bajo la opresión y encontrarla cómoda y justificada.
Hay una fascinación en la esfera de la corrupción que lleva al pueblo al abandono. La ideología en estos casos llega a una situación esencial conocida por diversos autores como la embriaguez perezosa.
Este era uno de los peligros mayores sobre el que advirtieron numerosas voces de tener al Ejército en las calles y más, mucho más, cuando se les expone a manejar miles de millones de presupuesto.
POR RAÚL CREMOUX
ESCRITOR Y PERIODISTA
@RAULCREMOUX
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