COLUMNA INVITADA

Transición energética como soberanía energética

Lo que está en riesgo es la diversificación de matriz

OPINIÓN

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Claudio Rodríguez / Columna invitada / Opinión El Heraldo de México

El sector energético es todo menos predecible. Depende tanto de factores materiales, como legales y económicos. Recientemente, hemos confirmado que a este coctel de factores, se suma el de circunstancias geopolíticas. Ante las imperantes divisiones y alianzas a nivel global, queda claro que las políticas se redefinen en consecuencia.

Lo que se veían como hechos consumados en material de políticas energéticas 24 meses atrás, han sido modificadas en los últimos seis. Ejemplo de ello, es el conflicto en Ucrania y la presión que esto ha puesto no sólo al costo de los energéticos a nivel mundial, la alta dependencia a recursos naturales extranjeros (Rusia), sino también la complejidad y aumento de costos en materiales e insumos que incluyen por supuesto los necesarios para la construcción de infraestructura energética. Todo ello, ha impulsado la transición energética en Europa y otros países, pues con ello se protege mejor la soberanía energética.

Se parece a la denominada Soberanía Energética de México, pero no lo es. Si bien aquí no es un concepto reconocido en el marco constitucional que rige al sector energético, las políticas se han confeccionado a la luz de este principio. Para ello, se han posicionado políticas, acuerdos y resoluciones de los órganos reguladores y de la propia Secretaría de Energía, para fortalecer a empresas productivas del Estado (EPEs), limitando las inversiones limpias y renovables de privados, es decir, limitando la transición energética.

Ésta, por su parte, impone la necesidad no sólo una etapa transicional de combustibles fósiles a energías limpias o renovables, sino también y probablemente más importante en el contexto actual, incrementar exponencialmente la denominada matriz energética nacional.

Posicionar a las EPEs, limitando inversiones privadas vulnera peligrosamente el segundo efecto o fin de la transición energética, lo que implica que, cuando la política de soberanía energética afecta a ésta, se vulnera a la soberanía en materia energética que se busca tutelar.

Lo que está en riesgo es la diversificación de la matriz energética nacional (incluyendo
las redes que la soporten) y con ello llevarnos a una mayor dependencia a insumos extranjeros y racionales geopolíticos extranjeros. Todo por defender la Soberanía Energética. Por paradójico y contradictorio que esto suene, eso es así.

Ojalá entendamos que la transición energética es sinónimo de la verdadera soberanía en materia energética, no el enemigo a vencer.

POR CLAUDIO RODRÍGUEZ GALÁN
ESPECIALISTA EN EL SECTOR ENERGÉTICO
@CLAUDIORODRÍGUEZGAL

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