En materia de comunicación, la semana que culmina fue —por decirlo de alguna manera— sui generis. El presidente López Obrador invitó a los mexicanos (no sólo a los de los organismos empresariales) a participar en el sorteo de la Lotería Nacional del 15 de septiembre, “son lotes en la Playa Espíritu en Sinaloa y también dinero en efectivo”. Celebró como cubano (que nunca ha vivido en Cuba) el Día de la Rebelión Nacional con la participación del cantautor Amaury Pérez. El lunes, Ricardo Sheffield reveló los salarios de funcionarios afines al obradorato, como la gobernadora del Banco de México, el comisionado del IFT, la presidenta del Inegi y el Fiscal General, quienes tienen ingresos superiores al Presidente.
También dejó en claro que la contratación de los médicos cubanos va: “necesitamos médicos para curar al pueblo”. Dio a conocer que, de acuerdo con el Inegi, hubo crecimiento económico en dos trimestres consecutivos, “México en este semestre creció, vamos recuperándonos, y vamos avanzando”.
Y nos dio confianza por la situación económica del país: dijo que pese a la crisis y la inflación mundial, en México el peso se ha fortalecido como nunca; hay inversión extranjera histórica.
A pesar de su optimismo, los resultados de esta gestión en materia de abatimiento a la pobreza han sido poco alentadores. Coneval presentó sus mediciones de pobreza laboral en México y no podemos ser optimistas. Al contrario, ilustran que la miseria se ha recrudecido en el país, en especial en los estados del sur. Esto a pesar del despilfarro del gasto público en clientelas electorales.
El número de personas en situación de pobreza aumentó en 3.8 millones desde 2018, para llegar a 43.9 por ciento de la población; la pobreza extrema registró el aumento más importante, con 2.1 millones de mexicanos que hoy ya no pueden cubrir sus necesidades básicas. El número de personas con carencias sociales creció en 8 por ciento, y el aumento fue particularmente grave en materia de salud: tras la cancelación del Seguro Popular, el porcentaje de la población con esta carencia aumentó de 16 a 28 por ciento.
Con relación a la pobreza laboral, en el primer trimestre de 2020 (pre-COVID) el porcentaje de la población en pobreza laboral era de 36.6 por ciento; dos años después es de 38.8 por ciento. En los estados, los mayores porcentajes se concentran en Chiapas, donde 65.3% por ciento de la población vive en estas condiciones, Guerrero con 61 por ciento, Oaxaca con 60.4 por ciento, Hidalgo con 51.9 por ciento, Veracruz con 51.9 por ciento, Morelos con 50.8 por ciento y Zacatecas con 49.5 por ciento. A esto se suma la tasa de inflación, que en el primer cuarto del 2022 fue de 7.3 por ciento. Las comparaciones para evaluar si la pobreza franciscana y las transferencias no condicionadas han funcionado.
La estrategia de abatimiento a la pobreza al instaurar un régimen de “pobreza franciscana” para generar ahorros y así tener recursos para comprar clientelas electorales ha fracasado. Pese a la autoevaluación presidencial, la reorientación del gasto y el desmantelamiento institucional de agencias que sí tenían incidencia en el bienestar de los mexicanos más pobres ha sido una ruta equivocada.
POR ALEJANDRO ECHEGARAY
@AECHEGARAY1
POLITÓLOGO
MAAZ