TRES EN RAYA

El 'timing' en la detención de Caro Quintero

Nota positiva: es la primera detención de un narco delincuente de gran calado en este sexenio

OPINIÓN

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Verónica Malo Guzmán / Tres en Raya / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Nota positiva: es la primera detención de un narco delincuente de gran calado en este sexenio; uno de los criminales más buscados, tanto en nuestro país como en Estados Unidos. El gobierno de dicha nación ofrecía una recompensa de 20 millones de dólares para quien diera señales firmes de su paradero.

Rafael Caro Quintero, considerado acérrimo enemigo de la DEA, fue capturado en Choix, Sinaloa por la Marina de México en conjunción con esa Agencia, la FGR y otras fuerzas del orden. ¿Le darán a SEMAR la recompensa o quién / quiénes serán los afortunados?

Obviamente llama la atención que dicha captura haya coincidido con el reciente viaje de López Obrador a Washington, DC. Hay quienes lo consideran el mejor regalo que el tabasqueño le pudo dar al presidente del partido demócrata, más cuando el gobierno estadounidense llevaba 17 años tras el capo.

Algunos más sostienen que la detención de Caro Quintero fue fortuita pues a quien buscaban era al asesino de los sacerdotes jesuitas y del guía de turistas en Chihuahua. Ahora que, si recordamos la vehemencia con la cual López Obrador defendió en días pasados a Manuel Bartlett por el asunto Camarena (es más, señaló que se tenía claro quién estaba detrás de dicho crimen), entonces más bien pareciera que ya se tenía cercado al capo, que el primer mandatario lo sabía y que se estaba a punto de atraparlo.

Esta minucia, si se quiere, es algo a señalar y es aplaudible; cuando quiere, López Obrador sabe guardar silencio y ‘hacer de su pecho bodega’.

Vale resaltar con la captura del capo la labor de inteligencia de la Marina de México; sobresaliente también Max, la perrita sabueso de 35 kilitos, que rastreó a Caro Quintero hasta dar con él.

México tiene una gran deuda con Frida, perrita que salvó a tantos en el terremoto del 2017. Ahora son Max, otros canes, y por supuesto sus entrenadores. Los binomios humano-perro siguen mostrando su grandeza.

Por supuesto que la semana que está por iniciar podemos esperar que López Obrador se pavonee de la captura del narco; es justo y —diría también— necesario. Una muy importante parte de la población está harta del “abrazos no balazos” y en este caso él puede ufanarse de que NO hubo balazos, pero si una muy importante aprehensión. Pero además, es importante hablar de moral social y no es moral que haya delincuentes como Caro Quintero libres por las calles. Ahora que, de eso a que la captura de este señor sea un fuerte golpe al mercado de estupefacientes, es otra cosa (que ya abordaré en otro artículo).

No faltará quien haga cábalas sobre las amistades y las —aún más importantes— enemistades del capo hoy en desgracia. ¿Al hijo de El Chapo, Ovidio, se le soltó sin problema y a su enemigo se le detuvo?

Fuera de los 14 marinos que fallecieron de manera trágica a bordo de un helicóptero Black Hawk y uno que está gravemente herido, el ‘timing’ de la captura es perfecto. Caro Quintero será probablemente extraditado a Estados Unidos, la recompensa cobrada, y un plus adicional: el gobierno de México puede pedir a esa nación que ahora haga todo por detener a Raymundo Collins, ex secretario de Seguridad Pública de la CDMX, denunciado por el actual gobierno de la capital, y quien apenas se le vio tan campante en Washington, DC, muy cerca del Instituto Cultural de nuestro país en aquella ciudad.

Ese sería un regalo de vuelta: de Biden a AMLO o, más propiamente, a Claudia Sheinbaum y su campaña.

POR VERÓNICA MALO GUZMÁN
VERONICAMALOGUZMAN@GMAIL.COM
@MALOGUZMANVERO

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