COLUMNA INVITADA

Respuesta indolente ante el fracaso

La actitud del Presidente fue condenada por clérigos y la sociedad, al repetir su indiferencia

OPINIÓN

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Luis Mendoza Acevedo / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

Hace más de una semana los ojos del mundo se posaron sobre la sierra Tarahumara, en Cerocahui, Chihuahua. El asesinato de dos misioneros jesuitas, Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar, un guía de turistas, Pedro Palma Gutiérrez, y la desaparición de dos habitantes nos cimbraron otra vez.

En términos obradoristas los jesuitas pusieron a López contra la pared: “Los abrazos ya no alcanzan para cubrir los balazos” fue la frase demoledora del padre Javier Ávila, durante la ceremonia fúnebre de los misioneros asesinados por ayudar a Pedro, quien buscaba refugio tras escapar de un secuestro, pues el hombre era perseguido por José Noriel Portillo Gil, El Chueco, presunto líder criminal y temido en esa zona.

A El Chueco, por quien hoy se ofrece una recompensa de cinco millones de pesos, no le bastó con asesinar a los tres hombres, también se llevó sus cuerpos. Y previo a ello, asesinó a dos personas más y quemó su casa. El móvil: una venganza porque su equipo de beisbol perdió.

Igual de absurdo el móvil como la respuesta del Ejecutivo tras la tragedia, totalmente indolente ante las desgracias, soberbia y de enojo al asegurar que los religiosos “están muy apergollados por la oligarquía mexicana”, cuando exigen un cambio de rumbo en su estrategia fallida de seguridad que a diario suma víctimas e impunidad, exigencia no sólo de ellos, sino de miles de mexicanos que ven a nuestro país sin rumbo.

La actitud del Presidente de la República fue condenada por clérigos y la sociedad al repetir su indiferencia, como cuando nueve integrantes, de la familia LeBarón, entre ellos seis menores, fueron víctimas en una masacre en Sonora.

Y la historia se repitió cuando la Red por los Derechos de la Infancia dio a conocer que, en promedio, tres menores fallecen al día a causa de la violencia; en este caso López Obrador atinó a decir que “hay mucha desinformación y se está apostando en algunos casos a la exageración, al amarillismo”.

La tragedia es general y se expande por todo el país y lo que vemos cada que ocurre algo que nos cimbra como sociedad por parte del titular del Ejecutivo es la evasión del problema, echar la culpa a los actores del pasado, pensar que se está en contra de su figura y rechazar cualquier llamado a la acción, si no proviene de sus aplaudidores.

Cito a Ricardo, hijo del guía, Pedro Palma, quien a través de su cuenta de Twitter alzó la voz para hacer notar que su padre estaba desaparecido y no lo estaban buscando. “No se puede promover el turismo en un estado donde no se respeta la vida”. Ricardo tiene razón, pero no sólo es el turismo y no sólo se trata de Chihuahua, sino de Michoacán, Sonora, Guerrero, Zacatecas, Guanajuato y demás.

En Cerocahui al menos cinco personas fueron asesinadas la semana pasada y se sumaron a las más de 118 mil víctimas de homicidio de este sexenio.

¿Cuántas víctimas más requerirá el Presidente para cambiar su estrategia de “abrazos, no balazos”? ¿Cuántos años más para asumir la responsabilidad que adquirió hace ya cuatro años? ¿Cuántos?

Al tiempo.

POR LUIS MENDOZA ACEVEDO
DIPUTADO FEDERAL DEL PAN
@LUISMENDOZABJ

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