A dos años de las elecciones, las corcholatas del Señor, Claudia, Marcelo y Adán, buscan desesperadamente la fórmula para ganar las encuestas que definirán al candidato de su partido a la Presidencia de la República en 2024. Instruyeron a sus equipos buscar en libros, revistas y redes sociales, la clave mágica para incidir en los estudios de opinión. Llegaron legiones de asesores y consultores nacionales y extranjeros, los magos del marketing político y la publicidad, que prometen mucho, cobran caro, pero realmente hacen muy poco. Lo que natura no da, Salamanca no provee.
Las corcholatas se convirtieron en marcas registradas. Riguroso filtro y Photoshop, mejoraron sus perfiles e imágenes en redes sociales. Ahora quieren ser empáticos y simpáticos. Mostrar sus gracias y talentos. Aparecer cercanos a la gente, abrir las ventanas de una intimidad controlada; ganar seguidores orgánicos y, si es necesario, activar granjas de bots. Recomendaciones simples, de sentido común, consultables en cualquier manual de mercadotecnia, pero que ellos pagan a precio de oro a sus asesores.
En el territorio, los simpatizantes de las corcholatas recorren estados y municipios, realizan reuniones y asambleas. Hay movimiento, pronto habrá frenesí. Al filo de la navaja de la legalidad, como quien no aprende nada del pasado, bardas, mantas, espectaculares, camisetas, aparecen y desaparecen como hongos en verano.
¿De verdad se puede ganar una encuesta así? No lo sé. Lo desconozco. Las encuestas electorales son limitadas, básicamente medirán el porcentaje de conocimiento de las corcholatas; sus cualidades positivas o negativas. Dos preguntas importantes: ¿A quién de las corcholatas prefieren como candidato? y ¿Por quién votarían para Presidente en 2024?
¿Cuál es la variable principal para seguidores y militantes de Morena? Básicamente, que sea una corcholata oficial destapada por el Señor. Esa cualidad vale más de 25 puntos porcentuales de una encuesta, si lo dudan, pregunten a Ricardo, la corcholata no oficial, que aspira a la Presidencia fuera del manto protector y que a pesar de todos sus esfuerzos y recursos no rebasa los seis puntos porcentuales. ¿Cuánta preferencia electoral tendrían Claudia, Marcelo o Adán por sí solos?
¿Qué le gusta al Señor? Que ninguna de sus corcholatas descuide sus encargos, no sus cargos. Desde hace semanas tienen luz verde para arrancar. Le gusta que sean constantes en sus aspiraciones y leales con su proyecto. No se valen golpes bajos, ni campañas negras. Tienen que amar al pueblo, ser dignos ante la oposición e implacables contra los corruptos.
Para el Señor es muy importante que desde ahora sus tres corcholatas estén arriba de las cartas opositoras. Es sincero al decir que se siente representado en cada una de ellas. Claudia, Marcelo y Adán tienen la oportunidad de crecer, pero lo harán con sus cualidades de siempre, no si se empeñan en ganar encuestas. Eso pienso yo, ¿usted qué opina?
La política es de bronce.
Por Onel Ortíz Fragoso
@onelortiz
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