COLUMNA INVITADA

El México que no queremos

Tengo claro qué no quiero para mi país, y sé que muchos ciudadanos tampoco

OPINIÓN

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Bosco de la Vega / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Pertenezco a la generación que nació y creció en los sesenta. Conocí desde temprano los excesos del poder público: expropiaciones, devaluaciones, mercados sin liquidez, economía cerrada, la nacionalización de la banca en plena graduación universitaria, y un régimen político hegemónico. Aprendí que gobierno y país no son lo mismo, que somos arquitectos de nuestro destino y que todos tenemos una responsabilidad con México.

Tengo claro qué no quiero para mi país, y sé que muchos ciudadanos tampoco. 

No queremos un México enfermo. Vivimos desabasto de medicamentos y menor cobertura de servicios. El mal manejo de la pandemia nos llevó al quinto lugar mundial en fallecimientos, y a un exceso de mortalidad de 620 mil personas. Necesitamos más atención preventiva y correctiva desde el Estado, para que las familias no pierdan su patrimonio por enfermedades como el cáncer o problemas cardiacos.

No queremos un México con retraso educativo. Cada año, nuestro país es el peor evaluado por su calidad educativa. En Latinoamérica nos superan Chile, Colombia, Perú, Puerto Rico y Venezuela. Según el Foro Económico Mundial, ocupamos el lugar 100 de 144 países. La mejor herencia que dan los padres a sus hijos, y los gobiernos a sus ciudadanos, es la educación. Mientras esta sea rehén de los arreglos políticos, seguiremos en el subdesarrollo y la marginación.

No queremos un México violento. El crimen organizado está imparable. Participa en las elecciones, controla territorio, humilla a las fuerzas armadas. Pareciera un Estado dentro del Estado. Opera con total impunidad. México tiene 92 asesinatos diarios, y es primer lugar en feminicidios y asesinatos a periodistas. Si la razón de ser del Estado es garantizar la seguridad, entonces está fallando.

No queremos un México económicamente mediocre. Tenemos ventajas como una red de tratados comerciales, una posición geográfica privilegiada, un patrimonio cultural y natural envidiables, y una población joven y talentosa. Pero las estamos desaprovechando por políticas equivocadas, y lastimando a nuestros socios comerciales. Así no podemos lograr un país justo e incluyente.

No queremos un México dividido entre el gobierno y el sector privado. El sector privado participa en el 83.3% del PIB y el 84% de los empleos. En todas las regiones hay empresas con alcance global, y también millones de MiPymes. Todas importan. Lamentablemente, el gobierno no trabaja estrechamente con todo el sector privado, ni las organizaciones empresariales escuchan a todos. Si México ha cambiado, la iniciativa privada necesita cambiar también. Las cúpulas empresariales tienen una responsabilidad histórica para ir juntos, gobierno y todo el sector privado, por más crecimiento, empleo e inversión.

No queremos un México enfermo, atrasado, violento, mediocre ni dividido, sino uno de bienestar e inclusión, con certidumbre y Estado de Derecho, en unidad y respeto a la pluralidad.  Es momento de hacerlo.

¡Construyamos el México que SÍ queremos!

POR BOSCO DE LA VEGA

PAL

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