COLUMNA INVITADA

"Patria grande" y "Cumbre de las Américas"

Una cumbre continental debilitada exige repensar el papel de América Latina

OPINIÓN

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Rodrigo Guerra López / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La Cumbre de las Américas, celebrada hace unos días, ha tenido un resultado modesto: algunos acuerdos generales y una declaración sobre migración en la que existen compromisos sobre regularización de migrantes, acogida de refugiados y cuotas de migración temporal. Como es de esperarse, la declaración sobre migración es un buen deseo que tendrá que ser implementado gradualmente por todos los involucrados. De inmediato, el observador atento, se pregunta: ¿cuándo Estados Unidos promoverá una reforma migratoria integral en su propio país que refleje un nuevo aprecio a los derechos humanos de todas las personas por igual?

La debilidad de la Cumbre de las Américas puede ser analizada desde diversos ángulos. Alberto Methol Ferré, filósofo uruguayo que pensó los desafíos geopolíticos del continente, pensaba que la unidad regional debería ser construida de “abajo hacia arriba”, como en círculos concéntricos, comenzando por unidades subregionales y evolucionando gradualmente a realidades más amplias. Methol identificaba que la “Patria grande”, América Latina, gracias a su sustrato cultural, es una gran familia de naciones hermanas. Por su parte, Estados Unidos y Canadá, poseen otra historia y otras premisas que les otorgan un perfil distinto.  A la luz de este planteamiento, el papel histórico de un país como México sería precisamente servir de dique ante la tentación “colonizadora” a nivel ideológico y político de Estados Unidos.

En la actualidad, los fenómenos migratorios del siglo XXI están provocando nuevos fenómenos de hibridación y mestizaje que hacen que las convencionales fronteras territoriales entre los países y las regiones no sean límites infranqueables. Así las cosas, todo parece apuntar a que la “Patria grande” se encuentra dilatándose en territorio norteamericano. Esta “dilatación” implica en simultáneo un doble proceso: pérdida gradual de algunos referentes de cultura latinoamericana –como el idioma–, sobre todo en los hijos y nietos de quienes migraron, pero, también, inoculación de elementos latinoamericanos al interior del “ethos” cultural anglosajón.

Por ello, no es aventurado pensar que el sueño de una unidad geopolítica latinoamericana tenga que contar en la actualidad con la presencia “hispana” en las tierras más allá del Río Bravo. América Latina es un fenómeno cultural “sui géneris” que está llamado a ser uno de los factores de configuración regional del futuro continental. “Futuro” que tendrá que superar la tentación de construir muros físicos y más bien repensarse en términos de movilidad ordenada, sinérgica y cooperativa.

Manuel Ugarte, José Vasconcelos y Methol Ferré intuyeron sólo de manera lejana los escenarios que se avecinan para América Latina y el mundo en los próximos años. Sus intuiciones sobre la unidad latinoamericana, tendrán que ser repensadas por una nueva generación de hombres y mujeres, que comprendiendo más profundamente la importancia de los fenómenos de mestizaje —no sólo étnico sino también cultural–, sean capaces de imaginar el nacimiento de nuevas instituciones internacionales no ideologizadas, de carácter subregional y con una vocación a la apertura y a la solidaridad.

POR RODRIGO GUERRA LÓPEZ
SECRETARIO DE LA PONTIFICIA COMISIÓN PARA AMÉRICA LATINA
RODRIGOGUERRA@MAC.COM 

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