NOTAS SIN PAUTA

Morena, el Triunvirato (II)

La división interna en el partido Morena se agrava conforme avanza el año reviviendo el sectarismo

OPINIÓN

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Arturo Rodríguez García / Notas sin Pauta / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La división interna en el partido Morena se agrava conforme avanza el año reviviendo el sectarismo, la tribalidad que históricamente han protagonizado las izquierdas especialmente cuando deben coincidir con actores políticos más experimentados en el ejercicio del poder y que, para el caso, son priístas y algunos panistas.

A Ricardo Monreal se le atribuye acuñar la designación “los puros” o “los fundamentalistas”, para referirse peyorativamente a quienes llegaron a Morena desde los antiguos partidos de izquierda. Claro está que, por antagonismo, todo aquel procedente del PRI, PAN e inclusive del PRD después de 2012, es “impuro”.

La presidenta del consejo nacional de Morena, Bertha Luján, prefiere ser más precisa: hay diferencias entre quienes vienen de los partidos de izquierda o el movimiento social, más acostumbrados al asambleísmo y las formas de lucha en campo, con aquellos que tienen experiencia en el ejercicio del poder con formas proclives a la verticalidad, casi siempre exmilitantes del PRI, el PAN y el PRD.

Unos y otros, lopezobradoristas todos, reflejan la personalidad política del fundador de Morena, hoy presidente de la República, fogueado lo mismo en las formas tradicionales del veterano priísmo que en la lucha política con resonancias de movimiento social. Aunque el sueño unificador y antifaccioso de López Obrador fue llevado a los estatutos partidarios en la prohibición de corrientes, lo cierto es que más allá de puros y pragmáticos, las corrientes existen y se agrupan rumbo a la sucesión de 2024.

En medio de todo, el triunvirato partidista que integran Mario Delgado, Sergio Gutiérrez Luna e Ignacio Mier, intenta construir su paso transexenal, facilitando y distendiendo la mala relación con el grupo Sheinbaum sin romper en definitiva con el grupo Ebrard. Delgado, sueña con ser jefe de gobierno y Mier con ser gobernador de Puebla donde resiente la malquerencia de Miguel Barbosa.

Mientras tanto, Gutiérrez Luna se arrima a Veracruz para disputarle la aspiración a la titular de Energía, Rocío Nahle, amparado en cierta disposición local que restringe la participación a nacidos en la entidad. Empero, su fuerza se basa pretendidamente en lo que puedan hacer por la o el elegido para la sucesión presidencial. Por eso además de las gubernaturas en las que intentan incidir, a veces con tropiezos como el de Durango, hay procesos internos que son clave.

Por ejemplo, el padrón de militantes. Ya desde noviembre pasado la conflictividad interna se expresó en litigios por el intento de renovar el padrón. John Ackerman cuestionó la maniobra evidente del triunvirato: construir una estructura paralela usando los padrones de beneficiarios que decía tener Gabriel García Hernández, otrora jefe de superdelegados federales, a fin de tomar el control de los consejos estatales (por ende los comités) y, naturalmente, el consejo nacional que deberían renovarse en agosto próximo.

Se frotaban las manos Ebrard y Ricardo Monreal. La maniobra implicaba sacar del consejo a “los puros” que por ahora están ahí representados, no sin desacuerdos, en la figura de Bertha Luján y en el momento en el que otro lopezobradorista puro, Alejandro Esquer quedó neutralizado tras la filtración no esclarecida de los videos en bancos.

Se vinieron en cascada las señales de Palacio cuando García Hernández fue designado en efímero cargo en la Laguna, en paralelo al litigo que dividió al comité nacional iniciado por la secretaria de Organización, Xóchitl Nashielly Zagal, así como en la publicidad del desacuerdo interno expuesto en el demoledor discurso de Paco Ignacio Taibo II.

Los triunviros entendieron el mensaje e intentaron vender al grupo Sheinbaum la idea de favorecerle: mantendrán el mismo padrón y, mediante un acuerdo especial que alargará el período de los consejeros hasta 2024, los mismos consejos.

La cuestión no es de pureza o impureza, antes que de transexenalidad porque la soterrada lucha por el Consejo tiene como objetivo controlar el proceso de selección de candidato presidencial en un acuerdo necesariamente a realizar a mitad del segundo semestre del próximo año.

POR ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA

COLABORADOR HERALDO RADIO

@ARTURO_RDGZ

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