COLUMNA INVITADA

UNAM, el desencuentro

El rector ha salido a precisar con datos duros los errores de apreciación presidenciales, con suavidad en la forma y firmeza

OPINIÓN

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Ernesto Villanueva / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido persistente en sus críticas a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desde hace tiempo, las cuales, por genéricas e imprecisas las más de las veces, deben ser vistas como parte de un discurso que no abona a la libre deliberación pública; antes bien, estigmatiza a la principal institución académica del país como un todo sin elemento alguno fundado en derecho, lo que es en sí mismo muy grave y que no tiene precedente en la historia contemporánea del país.

La UNAM es un espacio donde concurren distintas formas de pensar y de concebir la realidad que puede o no coincidir con la que cada uno tenga.

Esa impronta de pluralidad es uno de los rasgos distintivos que debe seguir caracterizando a la Universidad.

Habría que cerrar filas para que esa fortuna de contar con una institución en donde se pueda libremente comparar ideas y propuestas permanezca intacta.

Y en esa lógica es importante apoyar plenamente al rector Enrique Graue Wiechers en estas lides que le han tocado vivir por las razones siguientes:

a) Porque ante la crítica reiterada del Presidente de la República no ha caído en la tentación de adoptar un discurso incendiario, victimista y de confrontación con el titular del Ejecutivo federal;

b) Porque ha sabido distinguir con tino cuándo debe intervenir y cuándo no.

Es decir, cuando se trata de imputaciones de hecho que pueden ser por esa razón calificadas de falsas o verdaderas, el rector ha salido a precisar con datos duros los errores de apreciación presidenciales y lo ha hecho con suavidad en la forma y firmeza en el fondo.

Ha dejado pasar aquellas expresiones de estricta opinión presidencial que, aunque inadecuadas e injustas, son por su propia naturaleza subjetivas;

c) Porque ha sabido resistir las presiones de algunos grupos y sectores que estarían felices para que desde la rectoría de la UNAM se asuma un discurso incendiario y también las de otros que buscan que el rector ejerza un silencio franciscano;

d) Porque el rector Graue predica lo que se practica dentro de la propia Universidad, la tolerancia y el respeto, como tendencia general, que se vuelven retos puntuales ante cada señalamiento del titular del Ejecutivo federal, los más de los cuales no son compartidos por prácticamente nadie de la propia comunidad universitaria que se siente lastimada injustamente; y

e)Porque al adoptar ese discurso prudente y con ecuanimidad, el rector antepone el interés de la comunidad toda, sobre cualquier otro que quisiera utilizar a la UNAM para dirimir diferencias políticas con el Presidente de la República.

En el contexto que vive la nación, el presidente Andrés Manuel López Obrador es digno de mejores causas que intervenir en la UNAM donde hoy se mantiene en calma y haciendo lo que tiene como mandato hacer: crear, enseñar y difundir conocimiento.

Es del máximo interés público que siga así.

POR ERNESTO VILLANUEVA
COLABORADOR
@EVILLANUEVAMX

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