COLUMNA INVITADA

Violencia vicaria: las madres olvidadas (Parte I/II)

Hace apenas unas semanas vimos cómo desde el Gobierno Central, distintas instituciones privadas y personajes el ámbito público se ejecutaba una campaña mediática para conmemorar con bombo y platillo los 15 años de la reforma en materia de Interrupción Legal del Embarazo en la Ciudad de México.

OPINIÓN

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Gaby Salido / Columna invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hace apenas unas semanas vimos cómo desde el Gobierno Central, distintas instituciones privadas y personajes del ámbito público se ejecutaba una campaña mediática para conmemorar con bombo y platillo los 15 años de la reforma en materia de Interrupción Legal del Embarazo en la Ciudad de México.

Esto me hizo reflexionar sobre la forma en que se ha trabajado desde los poderes públicos para reconocer los derechos de las mujeres que no desean ser madres, pero en contraposición hoy veo que ese mismo esfuerzo no se ha visto en favor de las mujeres que sí quieren ser madres, tampoco para apoyar a quienes ya son madres y en razón de esta condición son víctimas de distintos tipos de violencia.

Resultó indignante despertar este 10 de mayo, y ver que desde Palacio Nacional sonaron serenatas, y el colmo del asunto, el Presidente felicitando a las madres que tienen hijas o hijos desaparecidos, a las pobres, a las trabajadoras, al mismo tiempo que más de 60 colectivos de madres buscadoras se manifiestan a las afueras de ese edificio donde a solo unos metros de distancia se festeja y se hace como si no pasara nada.

Hoy las madres no necesitan pan y circo, lo que buscan es que el Estado empiece a saldar las deudas históricas para con ellas, que se encuentre sus desaparecidos, que el feminicidio de sus hijas no quede impune, que se apoye a las madres trabajadoras, que se retome el presupuesto para las Estancias Infantiles o los refugios para víctimas de violencia.

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La conmemoración del Día de las Madres debiera también ser un llamado a las autoridades para hacer una pausa en el camino y analizar los pendientes en la agenda pública, por ejemplo, hoy en día no podemos hacer oídos sordos al esfuerzo de distintos grupos de mujeres que denuncian la forma en que sus parejas, ex parejas o alguien en su nombre las separa de sus hijas e hijos, o que a través actos de maltrato y crueldad hacia ellos busca producir un sufrimiento extremo en las madres.

Estoy segura que muchas y muchos de ustedes han sido testigos de alguna situación similar, con alguien de su familia o una amistad, y precisamente el problema radica en que este fenómeno se ha normalizado a tal grado que no se considera como una forma de violencia contra las mujeres, las niñas y los niños.

Dar visibilidad a un problema social, implica ponerle nombre y apellido, pues no podemos omitir que éste surge y se desarrolla en un contexto particular, y atendiendo precisamente a estas circunstancias, en el año 2012 la psicóloga y especialista en violencia contra las mujeres Sonia Vaccaro se dio cuenta que era necesario voltear a ver lo que es estaba ocurriendo en el seno de algunas familias en España, donde se empezaba a conocer que las madres estaban siendo violentadas de formas que pasaban desapercibidas ante los ojos de muchos, pues se utilizaba a sus hijas e hijas para generar sufrimiento, algo invaluable para la maternidad.

Así, la especialista española acuñó el término violencia vicaria para describir aquella forma de violencia de género que se ejerce con el fin de dañar a las mujeres a través de actos de maltrato y crueldad ejercidos en contra de sus seres queridos, principalmente sus hijas e hijos, de acuerdo con ella y a través del estudio de casos específicos se determinó que este tipo de violencia de género es ejercida principalmente por la pareja, o ex pareja de la víctima, y que en muchos casos también es el padre de las y los menores a los que daña o amenaza.

Desde entonces y hasta ahora, los esfuerzos para reconocer social y jurídicamente este tipo de violencia que afecta a mujeres, niñas, niños y adolescentes en todo el mundo no han sido suficientes, pues son pocos los países que cuentan con mecanismos y leyes que prevengan y castiguen estos actos, tristemente, México es uno de los Estados que ha fallado en garantizar la máxima protección a la maternidad y la infancia.

POR GABY SALIDO

Diputada Local en la Ciudad de México / Presidenta de la Comisión de Uso y Aprovechamiento del Espacio Público del Congreso de la CDMX
Twitter: @gabysalido / https://gabysalido.mx

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