Hace poco más de 15 años, el entonces régimen de Hugo Chávez comenzó a implementar una serie de acciones para transformar significativamente a las Fuerzas Armadas venezolanas. Hasta ese momento, las fuerzas militares –que comprendían Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Guardia Nacional (ojo)–, eran reconocidas por su amplio cuadro de oficiales profesionales, así como por ser de las mejor preparadas en América Latina.
La transformación comenzó –amplio apoyo de asesores militares cubanos– con un cambio de mentalidad, reflejada en cambios simbólicos y sutiles (otros no tan sutiles) que fueron tomando cada vez más fuerza. Por ejemplo, la adopción de la frase "Patria, Socialismo o Muerte". A este le siguió un cambio mucho más profundo, pues se modificó el reglamento de promoción (de ascensos), lo que permitió la creación de una nueva "clase" de oficiales que provenían de la tropa, –en vez de las escuelas de oficiales. Esta tropa, alineada ideológicamente con el régimen chavista, reemplazó al cuerpo de oficiales profesionales, cuyos procesos de retiro fueron acelerados.
Este proceso de transformación fue imparable, se cimentó en la publicación de una nueva doctrina que emulaba el pensamiento político-militar cubano de los años 70, que cimienta en el pueblo la defensa de la nación. De esta manera, busca alinear a gran parte de la sociedad –principalmente de la clase trabajadora– con las Fuerzas Armadas de manera intrínseca, lo que diluye la separación entre militares y civiles, entremezclando intereses sociales, culturales, económicos y políticos. Transforma a las Fuerzas Armadas en un componente mucho más activo y presente de la sociedad, menos militar y más politizado… o, mejor dicho, menos profesional, menos eficiente, más dependiente del poder político y más corrupto.
Una nueva generación de armamento fue adquirida a Rusia para reemplazar al inventario de armamento occidental que estaba en servicio. No era que el armamento occidental fuera antiguo o inoperable, la intención era marcar un cambio ideológico profundo, al intercambiar el equipo occidental por armamento ruso y después –cuando hubo menos recursos y más deuda– chino. Rusia inicialmente vendió más de 100 mil fusiles Kalashnikov (cuerno de chivo), junto con cientos de tanques T-72 blindados, artillería pesada y ligera, docenas de misiles antiaéreos, aviones de combate y helicópteros de ataque. La Armada anunció planes para comprar submarinos rusos, mientras que se crearon nuevas estructuras ciudadanas "populares", como una reserva estratégica central y una Milicia Popular o Bolivariana, bajo el estilo soviético y cubano.
El cambio fue tan radical, que incluso se les renombró, pasaron a denominarse Fuerza Armada Nacional "Bolivarianas" en vez de "venezolanas" para connotar que se erigía como protectoras del nuevo orden político de la nación. Hay que prestar por lo tanto, mucha atención a los cambios "sutiles" y "simbólicos" que susciten en las Fuerzas Armadas mexicanas, dado el continuo interés del gobierno en turno por estrechar lazos con Cuba y, específicamente entre las Fuerzas Armadas mexicanas y las Fuerzas Armadas Revolucionarias, anunciado por AMLO durante su visita a la isla la semana pasada.
POR IÑIGO GUEVARA MOYANO
DIRECTOR DE LA COMPAÑÍA DE INTELIGENCIA JANES Y ACADÉMICO VISITANTE DEL ATLANTIC COUNCIL, EN WASHINGTON, D.C.
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