COLUMNA INVITADA

Marilú

Sus afanes fructificaron para que hubiera cooperación entre centros educativos de los dos países

OPINIÓN

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Antonio Meza Estrada / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hija de una familia de inmigrantes mexicanos que se fueron al norte de Michigan como jornaleros agrícolas. Muy joven se casó y divorció: quedó como madre soltera con la responsabilidad de cinco hijos. Estudió enfermería y así sacó adelante su familia.

 Se inició en el liderazgo hispano y empujó la reivindicación de la mujer, alcanzando importantes posiciones en el gobierno estatal, siendo fundadora del “Mes de la Herencia Hispana”.

 Impulsó becas y apoyos para jóvenes hispanos de bajos recursos, generalmente hijos de jornaleros. Recibió el privilegio de ser integrante de la junta directiva del Colegio de la Comunidad de Lansing —la capital del estado—. Abogó por los hijos de migrantes y por las poblaciones minoritarias, afros, asiáticos, nativos y por supuesto, hispanos.

Fue de las primeras mujeres participantes en las tareas del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, iniciativa de la Secretaría de Relaciones Exteriores, para aglutinar a los paisanos, organizarlos y vincularlos con sus raíces en nuestro país. 

Marilú se significó como una defensora de los hispanos pobres y de las madres solteras: luchó para darles oportunidades. Encabezó la lucha para que las hispanas fueran tomadas en cuenta y sus afanes fructificaron para que hubiera cooperación entre centros educativos de los dos países. Fue una creyente de las organizaciones, como único medio de ascender en la sociedad norteamericana y obtuvo resultados. 

Destacó como una de las primeras líderes femeninas dentro del Partido Republicano: los líderes nacionales y varios Presidentes la identificaban con afecto y reconocimiento. 

En 2005 el gobierno de México la reconoció con el Premio Othli, pero nada más.  

La muerte la encontró en su casa, donde estuvo recluida sus últimos meses, producto de la insidia envidiosa por sus éxitos y reconocimientos. 

Hoy, reivindicamos sus esfuerzos y llamamos a un reconocimiento a su altura, porque, cuando los adversarios te atacan, lo que no mancha, tizna.

POR ANTONIO MEZA ESTRADA
COLABORADOR
YERBANIS33@GMAIL.COM

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