La reforma eléctrica esta empantanada. No se mueve ni para delante, ni para atrás. Y, parece, difícilmente se moverá. Ni Morena y sus aliados, que defienden la propuesta enviada por el presidente López Obrador, ni PAN-PRI-PRD, que presentaron una propuesta conjunta, tienen los votos suficientes para sacarla adelante.
Ni unos ni otros, además, tienen margen para negociar. Sus posiciones se encuentran en esquinas tan alejadas, que no se aproximarán. Las posturas lucen irreconciliables. La propuesta presidencial, a la que López Obrador ordenó no moverle ni una coma, y la de la alianza Va por México, son como el agua y el aceite. Y podríamos detenernos en lo que cada una dice, pero a estas alturas, la discusión ha dejado de ser técnica, para convertirse en aritmética. ¿Cuántos votos se necesitan? ¿Quién puede aportar los necesarios?
Los tiempos de la dictaminación de la iniciativa se cruzaron con el calendario electoral, y eso vuelve todavía más complicado que lo enviado por el presidente pueda aprobarse. Ante las presiones, que crecían, PAN-PRI-PRD debieron ratificar su unión legislativa, pues en 3 de las 6 entidades donde se renueva gubernatura van juntos. Dividirse en el Legislativo, golpearía sus alianzas.
Pese a lo adverso del escenario, en la secretaría de Gobernación, desde donde se opera la reforma eléctrica, aun calculan que la iniciativa puede aprobarse. ¿Qué necesitan? Convencer a una treintena de diputados de votar a favor de su propuesta y a otro tanto de ausentarse o abstenerse. Difícil.
Morena con sus 201 diputados, el Verde con 43 y PT 33, alcanzan 277. Aun lejos de los 334 para la mayoría calificada –dos terceras partes, que les permitiría hacer cambios constitucionales. Necesitan 57 votos de la oposición.
En el tricolor es donde más vulnerables se ven las cosas, porque varios gobernadores tienen ascendencia sobre sus diputados, y puede presionarlos. A decir de las palabras del presidente del PRI, Alejandro Moreno, el pasado lunes, rechazando avalar la iniciativa presidencial, se antojaría imposible, pero los priistas están lejos de la unidad. Valga como botón de muestra lo que ocurrió durante la votación para la ratificación de Quirino Ordaz, como embajador en España. Pese a la advertencia de Moreno de expulsarlo si aceptaba el cargo, solo cinco de 13 senadores priistas votaron contra el nombramiento. Cuatro se abstuvieron y cuatro más no votaron. ¿Qué tan cohesionado está el tricolor? Ahí estará la clave.
Off the record
A decir de las encuestas, si esto fueran eliminatorias, de un lado los moderados ya eligieron a Marcelo Ebrard como su candidato; es cercano al presidente, garantiza continuidad, pero con un sello progresista. La semifinal que definirá al otro finalista, es entre Adán Augusto López y Claudia Sheinbaum. Ambos, no solo van a la disputa interna del ala más dura, sino que están en la pelea por el afecto presidencial que podría inclinar la balanza. ¿Quién es más cercano? ¿Quién será el heredero? ¿Quién garantiza la continuidad? Esas preguntas están en la mesa. El reciente activismo del titular de Segob, no cayó bien en el Palacio del Ayuntamiento, sobre todo porque es difícil pensar que Adán Augusto se movería sin el visto bueno de López Obrador.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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