A dos años de que se anunció el comienzo de la pandemia por covid-19, existe un sector de niñas, niños y adolescentes del que desconocemos cuál es la situación educativa que afrontan, luego de que sus madres perdieron el trabajo y en muchos casos fallecieron.
Hablo de los hijos de las trabajadoras sexuales, en especial de las mujeres que viven esta situación en la Ciudad de México.
Tenemos que una de cada cuatro trabajadoras sexuales es responsable del sostenimiento económico de otras personas, de las cuales 80 por ciento es menor de edad y va a la escuela, informa la asociación civil Dignificando el Trabajo, en su estudio “Covid y trabajo sexual en la Ciudad de México: una pandemia de largo aliento”.
De las 120 trabajadoras sexuales entrevistadas, 15 por ciento se contagió de covid, pero solo una de cada cinco está afiliada al sistema de salud pública, por lo que se presume que la mayoría murió y tenía hijos. ¿Qué pasó con ellos?, nadie sabe.
También, más de la mitad ha tenido dificultades para acompañar y respaldar el proceso educativo y virtual de sus dependientes escolarizados, lo cual es grave pues el rezago educativo de los hijos, nietos y sobrinos de las trabajadoras sexuales podría implicar menos oportunidades para superar la pobreza a mediano y largo plazo.
El hecho es que también nueve de cada 10 trabajadoras dependen de su ingreso diario, por lo que luego del cierre de hoteles muchas perdieron sus casas.
Pese a que estamos de regreso a la normalidad, ahora más con la disposición del gobierno de no hacer obligatorio el uso de cubrebocas en espacios públicos en la CDMX, la incertidumbre sobre el proceso educativo y la escolarización de los hijos de las trabajadoras sexuales es preocupante.
Si nos vamos a la profundidad de este tema sobre las implicaciones que tiene la limitación a la educación, podemos ver que es urgente que las mujeres y niñas tengan acceso a una educación pública y de calidad.
En las encuestas que aplicó Dignificando el Trabajo, pudieron notar que siete de cada 10 trabajadores sexuales cuentan sólo con la secundaria, como grado máximo de estudios, “lo cual reduce sus posibilidades de conseguir un trabajo menos precarizado o con condiciones laborales más favorables”.
De igual manera, el impacto que ha tenido sobre muchas de ellas la eliminación de programas sociales como las Estancias Infantiles, así como de las Escuelas de Tiempo Completo, reduce aún más sus posibilidades de dotar a sus hijos de una escolarización constante.
Otro de los hallazgos que tuvo esta organización civil es que no existen censos actualizados de ninguna instancia gubernamental sobre cuántas trabajadoras sexuales trans y no, existen en la Ciudad de México, así como de la situación que enfrentan sus dependientes, sobre todo, sus hijos.
Y pese a los prejuicios sociales, las trabajadoras sexuales aseguran que para ellas es poco probable encontrar mejores oportunidades laborales debido a su falta de escolarización, lo que las limita a encontrar trabajos bien remunerados y prefieren seguir en las calles, pese a los riesgos que esto les implica.
Sincronía: Durante el primer año y medio de la pandemia, sólo 67.3 por ciento de las trabajadoras sexuales de la CDMX pudo seguir pagando su vivienda y los servicios públicos.
POR KARINA ÁLVAREZ
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