REFLEXIONES CONSTITUCIONALES

Perdidos en la oscuridad de la estulticia

El Congreso de la Unión prácticamente ha dejado de ser un espacio de reflexión y tolerancia

OPINIÓN

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Alfredo Ríos Camarena / Columna Invitada / Opinión: El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

El Congreso de la Unión prácticamente ha dejado de ser un espacio de reflexión y tolerancia para convertirse en una arena política, donde las posiciones son irreconciliables y, en consecuencia, dada la composición de ambas Cámaras, será imposible realizar ninguna reforma constitucional. Por ende, la reforma electoral propuesta por el Presidente López Obrador, no pasará ni un punto, ni una coma.

Los espacios legislativos han perdido racionalidad, el insigne Presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Carlos Gutiérrez Luna, ha descubierto una nueva función para el Salón de Plenos, el cual puede convertirse en una magnifica cancha de práctica de futbol. A ese extremo de absurda actitud hemos llegado en estas horas de intransigencia.

En los comederos, en las reuniones familiares o sociales, en las discusiones académicas, o en las pláticas de sobremesa, ha aumentado exponencialmente el interés por el desarrollo político; pero en esa misma medida se ha perdido la “capacidad dialéctica” de encontrar denominadores comunes. A tal grado, que si nos situamos en una mesa de personas afines al Presidente, estas no aceptan ninguna crítica a las acciones gubernamentales; si por el contrario, nos encontramos en un espacio donde se encuentren opositores al régimen, estos no aceptan –bajo ninguna circunstancia— acciones positivas del Gobierno.

Es decir, los senderos de la inteligencia se han perdido y sólo encontramos la controversia estéril, el argumento que emana de la pasión y no de la razón.

Todo el país está en las mismas condiciones; lo que apunta hacia un futuro que sólo se finque en el interés del proceso electoral para elegir al próximo Presidente.

Es muy triste esta realidad, porque, perderse en la contradicción absurda y hacer a un lado el análisis razonable, nos conduce directamente a un futuro de violencia –cuando menos verbal— y de absoluta estupidez colectiva.

No pasarán –buenas o malas— las próximas iniciativas de reforma constitucional, no porque puedan ser rebatidas en un análisis racional, sino simplemente porque si emanan de la oposición, son malas para la bancada mayoritaria; y, si, por el contrario, surgen del Ejecutivo, son malas para la oposición.

Todo es blanco o negro; patriotas contra traidores a la patria. Expresiones que sintetizan la falta de intelecto y la capacidad de análisis de todas las fracciones en juego.

Triste porvenir que, al parecer, no tiene solución y que sólo encubre una crisis económica –cada día mayor— y una absoluta inseguridad de los gobernados de nuestra nación.

En medio de eso, la guerra de Ucrania y Rusia; los efectos de la pandemia del COVID-19; y, sobre todo, la crisis de un capitalismo rampante, que encuentra su fracaso cotidiano, en la absurda concentración de la riqueza y en el cambio de paradigmas, que han sustituido la producción por la especulación.

Para los lopezobradoristas, los que no apoyan –a pie puntillas— las decisiones y opiniones del Presidente, merecen la condena pública y no son dignos de ser mexicanos; pues, el Presidente –nada más, ni nada menos— encarna a la Patria misma. Para la oposición todo lo que venga de esa llamada “Cuarta Transformación” es malo, ineficiente y absurdo. No hay términos medios, lo que diga y haga el Presidente es criticable y condenable.

¿Cómo podemos vivir en un país donde la inteligencia y la razón parecen perderse en la oscuridad de la estulticia?

POR ALFREDO RÍOS CAMARENA

CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM

PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)

VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA

MAAZ