COLUMNA INVITADA

La tenebra de Marcelo

Marcelo Ebrard representa el cambio generacional del PRI revolucionario al PRI tecnócrata y lo está confirmando

OPINIÓN

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Martha Gutiérrez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Marcelo Ebrard representa el cambio generacional del PRI revolucionario al PRI tecnócrata y lo está confirmando, cada día, en el gobierno obradorista.

Justo con la resistencia que hoy observamos en los medios de comunicación y a través de la polarización. Es bien sabido que al interior del actual gobierno existen dos grupos de élite que hoy pelean centímetro a centímetro el país. El propio Andrés Manuel López Obrador lo define como neoliberales (o conservadores) contra "el movimiento".

Detrás de ello no son más que grupos de poder, unos defendidos con el dinero privado que obtuvieron en gran medida a partir del diseño de un sistema económico que mediante concesiones, privatizaciones, contratos de servicios, y toda una línea derivada de esto se han enriquecido, contra los políticos herederos de un sistema en el que el Estado interviene cada vez con mayor peso, redistribuye y crea oportunidades, a pesar de que en el presente es notoriamente más inepto. Pero en suma, ese es el pleito.

Resulta trascendental comprender el que por décadas ha sido el infiltrado más grande y profundo en los revolucionarios por parte de la tecnocracia, y que desde hoy y hasta el 2024 será un actor determinante. Tan lo es, que no lo han despedido, cuando ya hizo todo para retar y atentar contra su jefe.

Marcelo ha decidido jugar financiando a Dante Delgado y dando todas las condiciones para el crecimiento de ese vehículo al que se prepara para abordar y construir una candidatura presidencial ofreciendo lo que el viejo régimen (a los ojos de los ciudadanos) ya no pudo lograr. En esa bolsa incluye a Morena, PRI, PAN, PRD y obvio AMLO, para elevarse como el verdadero hijo de la revolución con el toque justo de experiencia en la administración pública.

Los números dicen -aunque muy anticipados- que Morena tendrá para el 2024 alrededor del 28-30% de las preferencias, es decir, la base dura de Andrés Manuel que representa entre 15 a 18 millones de votos que actualizados al padrón tal vez podrían ser alrededor de 20 millones, más lo que el gobierno pueda operar. Ebrard por su parte piensa que eso no es suficiente si existe una alianza amplia de la oposición por el desgaste y desencanto que el actual gobierno de la autonombrada 4T ha creado en la población. Por lo tanto, se genera una alternativa, muy conocida y bastante exitosa en México y el mundo. El "outsider" Movimiento Ciudadano que ya gobierna, por cierto nada distinto a los demás, el ejemplo lo tenemos en Jalisco o Nuevo León, y además le ha abierto la puerta a otros personajes menores de otros partidos políticos a quienes no les hacían caso, pero que querían romper con los esquemas tradicionales.

Recordemos que en 2012, a pesar de haber ganado en las encuestas para la definición del candidato del PRD a la presidencia de la República Marcelo Ebrard decidió negociar antes de la publicación de los resultados, para dejar pasar a Andrés Manuel López Obrador. Recordemos que fue el que impuso a Miguel Ángel Mancera, quien básicamente es el responsable de la debacle de la izquierda en la Ciudad de México. Recordemos que es hijo político de Manuel Camacho Solis quien emberrinchado por la nominación de Luis Donaldo Colosio construyó el escenario de terror que todos conocemos y que el mismo Salinas de Gortari permitió. Como olvidar que el modelo de sus candidaturas es la del siempre perdedor Mario Delgado. Todo eso lo vivió Ebrard en carne propia.

Justo por ello, al igual que en el 2014 apuesta por MC, porque si hay competencia electoral en el país, y no le favorece está creando una tenebra enmarañada muy estilo Marcelo para colarse de lleno a la disputa. Para él es claro que no es el favorito de Andrés Manuel, sin embargo quiere chantajear creando condiciones para que de no ser él, si determine quién pierda. Por su parte Monreal parcialmente apuesta a lo mismo, solo que ahora su objetivo es la capital del país.

Para el Presidente López Obrador y sus evidentes apuestas, es momento de contrarrestar rápidamente lo que le está creciendo y pudiera causarle problemas y por ello decide abrir el juego a tantos jugadores que fueron ninguneados, excluidos y rechazados. Al mismo tiempo deberá contener a sus "puros" y radicales que desde hace tiempo se dieron cuenta que pesan poco en las elecciones y que en realidad solo aprovecharon la ola para subirse gratis, sin un trabajo real.

Todo esto quedará claro a partir del próximo 10 de abril.

Y no es pregunta.

POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ

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