LA ENCERRONA

Cumplir el pacto hobbesiano

“Ningu´n hombre tiene poder suficiente para asegurarse a si´ mismo por tiempo largo, y por lo tanto de preservarse a si´ mismo, mientras permanezca en el estado de guerra hostil.” Thomas Hobbes

OPINIÓN

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Adriana Sarur / La Encerrona / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Antes fue María Fernanda, Guadalupe, [...] antes Ingrid y así hasta llenar miles de páginas en los diarios o tapizar la plancha del Zócalo con los nombres de desaparecidas y (la gran mayoría) encontradas sin vida. Existen casi 100 mil personas desaparecidas, 52 mil cuerpos sin identificar, cientos de fosas clandestinas en el territorio nacional, 112 niñas y niños desaparecidos, más de 5 mil delitos de violación sexual en 2022, 146 casos de trata de mujeres en lo que va del año y, tan solo el primer trimestre del año, se cometieron 229 feminicidios. Son cifras para horrorizar a cualquiera.

Sin embargo, la tristeza profunda -además del terror- que tenemos todas las niñas, adolescentes y mujeres en este país es que lo anterior, no solo son cifras, datos o numeralia estadística, son/somos, madres, hijas, hermanas, colegas, amigas, profesionistas y núcleo de la sociedad mexicana en la cual pareciera que nosotras, las mujeres, no son su prioridad. En tiempos de la llamada “guerra contra el narco” se habló de “daños colaterales”, “ajustes de cuentas” o que “se están matando entre ellos”. En tiempos de confinamiento debido a la pandemia el Estado nos dijo que “se exageran los datos de las denuncias” e incluso en manifestaciones se nos instó a “no romper ventanas”.

En el caso de Debanhi Escobar, mujer de apenas 18 años y que después de varios días de estar desaparecida fue hallada sin vida y, que durante su búsqueda fueron encontradas otras 5 mujeres sin vida en el estado de Nuevo León, las autoridades aún no saben explicar con claridad lo qué pasó. Pero eso sí, a algunas personas les parece adecuada la salida fácil (o mejor dicho -facilona-) y mencionar que su presunto asesinato “fue culpa de sus amigas” por dejarla, “qué fue culpa de la misma Debanhi” por discutir con sus padres y estar de fiesta y otra sarta de vaguedades. El único culpable es el autor de esta atrocidad.

Es cierto que el tejido social mexicano se encuentra en pleno desvanecimiento y es corresponsable de este desastre, empero quien tiene la potestad de la seguridad de todos los mexicanos (y, obvio, de las mexicanas) es el Estado. Que nos quede claro. Según Hobbes, el individuo otorga parte de su soberanía para la conformación de un Estado superior a causa de: “El miedo a la opresio´n, dispone al hombre a anticipar, o a buscar ayuda de la sociedad: pues no hay otra manera por la cual el hombre pueda asegurar su vida y su libertad”.

Por esto es que el Estado es quien tiene el monopolio del uso legítimo de la fuerza y el único responsable de evitar que sucedan las desapariciones, homicidios, feminicidios o, en su defecto y, llegara a ocurrir, castigar a los responsables. Sin embargo, ya sea las instancias estatales o federales, el Estado no está cumpliendo con su parte dentro de este pacto hobbesiano y, como sociedad, debemos exigir que la cumpla de manera eficiente y transparente. Pero también desde la sociedad debemos de dejar de normalizar estas historias pavorosas que vivimos a diario en el país y tratar de reconstruir el tejido social con base en empatía y sororidad.

POR ADRIANA SARUR
ADRIANASARUR@HOTMAIL.COM
@ASARUR

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