Casi desapercibida pasó la participación del presidente Andrés Manuel López Obrador en el evento de solidaridad con Ucrania organizado este sábado por Canadá y la Comisión Europea en Varsovia. “Tenemos que apoyar a las víctimas de esta absurda guerra y hacer todo lo posible para detenerla de inmediato”, dijo el mandatario mexicano en un video compartido durante la recolecta de fondos para los ucranianos.
Uno podría pensar que México empieza a salirse de las ambigüedades en su posición frente a la guerra, pero no es así. En el mismo discurso el presidente puso al mismo nivel lo que sufre el pueblo ucraniano y lo que experimenta el pueblo ruso, mencionando que “tenemos que conseguir la paz para que no siga el pueblo de Ucrania ni el pueblo de Rusia ni ningún pueblo del mundo sufriendo, padeciendo por esta irracionalidad”. Las guerras son nefastas para todos, sin duda, pero para algunos más que para otros, como lo indican los civiles ucranianos muertos, las ciudades ucranianas destruidas y casi cuatro millones de refugiados ucranianos que huyeron del país.
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No es lo mismo sufrir las sanciones económicas que vivir la guerra. Lo sabemos muy bien del pasado. No era lo mismo ser un alemán en la Alemania nazi, que ser un judío en el campo de concentración o un polaco en la Varsovia ocupada. Tampoco hoy viven lo mismo los ucranianos y los rusos, pero parece que en México sigue habiendo dudas sobre quién es víctima y quién es el agresor en esta guerra.
Desde que inició la guerra había titubeos sobre cómo situarse frente a la invasión rusa al país vecino. México, a través de su diplomacia construyó una posición basada en solución pacífica de conflictos, apoyo a la integridad territorial y soberanía de Ucrania, condena de la invasión rusa y ayuda humanitaria. Mantenerla en la ONU ha resultado más sencillo que hacerlo en casa donde la posición diplomática ha contrastado con la actitud de los representantes del ejecutivo y legislativo.
El multilateralismo como contrapeso a los Estados Unidos, junto con el sentimiento prorruso, presente en diferentes grupos que hoy influyen en los procesos de toma de decisión en México, son las principales fuerzas que forjan la respuesta de México a la guerra. Eso ha situado a México en grupo de países que comparten los puntos principales de condena a la invasión rusa en Ucrania, pero no están de acuerdo con la estrategia que emplea el Occidente, basada en aislamiento de Rusia, sanciones económicas, envío de armamento, para enfrentarse a esta guerra en el territorio europeo.
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México intenta mantener distancia y neutralidad, como lo quieren presentar y/o ver muchos. Pero en la práctica, evita pronunciamientos o acciones que podrían dañar sus relaciones con Rusia más allá de lo imprescindible en estas circunstancias. Y eso a pesar de que los principales intereses económicos de México se sitúan en el Occidente. Ahora bien, la posición de México ha ido evolucionando durante estas semanas así que ojalá veamos ajustes que muchos esperan.
POR BEATA WOJNA
Profesora de Relaciones Internacionales
Tecnológico de Monterrey
@BeataWojna
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