POLITEIA

El dilema de Boric

El nuevo presidente de Chile puede gobernar para todos y promover reformas o polarizar a la sociedad y pretender refundar a la nación

OPINIÓN

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Fernando Rodríguez Doval / Politeia / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Además de su mutua pertenencia a la cultura latinoamericana, ¿qué tienen en común Argentina, Venezuela y Cuba? Los tres países eran, hasta mediados del siglo XX, los más prósperos de la región y sus niveles de vida eran superiores a los de muchos países europeos (no digamos los asiáticos). Pero cayeron en manos de líderes populistas y demagogos que tiraron todo el progreso y desarrollo por la borda.

Hoy, Argentina tiene una economía decadente, estatizada y en permanente crisis; Venezuela es un estado fallido con tasas de inflación de cuatro dígitos y millones de personas en extrema pobreza; y Cuba es una dictadura comunista donde la gente vive en la miseria y en la opresión más absoluta.

Frente a esos malos ejemplos, Chile emergió en las últimas décadas como un referente de cómo hacer las cosas bien. Tras el trauma que supusieron el experimento socialista de la Unidad Popular y el posterior gobierno militar, Chile logró una transición a la democracia verdaderamente modélica. Evidentemente, no estuvo exenta de problemas ni tensiones, pero los políticos decidieron superar las heridas del pasado y mirar con esperanza hacia adelante. Izquierdas y derechas gobernaron con sentido común y con un sistema de economía social de mercado que en las últimas tres décadas ha logrado las tasas de crecimiento más altas de toda la región, gracias a las cuales hoy Chile es el país con menos población en pobreza y los mejores índices educativos de toda América Latina.

De unos años para acá, como reacción a varios casos de corrupción y a la percepción de que el desarrollo no se estaba dando con igualdad, emergió con fuerza un nuevo colectivo muy radical y profundamente ideologizado, el cual desconoció esa transición y presionó, no pocas veces con violencia y barricadas callejeras, para lograr un nuevo pacto social.

Se dio paso a un proceso constituyente lleno de incertidumbre, en donde los partidos tradicionales han perdido fuerza y representatividad. Este viernes Gabriel Boric Font se convertirá en el nuevo presidente de Chile, tras ganar las elecciones del pasado mes de diciembre.

Si bien es cierto que en los últimos tiempos parece haberse moderado, Boric proviene de esas expresiones extremistas y fue postulado, entre otros, por el Partido Comunista de Chile.

Tiene, por lo tanto, un gran dilema frente a sí: deslindarse del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, gobernar para todos y promover reformas con amplios consensos en aquellos aspectos económicos y políticos que han generado un legítimo malestar entre diversos sectores de la población; o polarizar a la sociedad, pretender refundar a la nación a partir de utopías revolucionarias y, en suma, cometer los mismos errores que ya se han visto en la región.

POR FERNANDO RODRÍGUEZ DOVAL
POLITÓLOGO
@FERDOVAL

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