COLUMNA INVITADA

Medios, ¿todos en contra?

Ha adquirido carta de naturalización el mensaje según el cual todos los medios son enemigos del pueblo y, por ello mismo, ejercen una crítica recurrente al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador

OPINIÓN

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Ernesto Villanueva / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

México asiste a un escenario inédito hace apenas tres años. Por un lado, ha adquirido carta de naturalización el mensaje según el cual todos los medios son enemigos del pueblo y, por ello mismo, ejercen una crítica recurrente al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, que encarna la reivindicación popular.

Por otro, se ha dado vida a la narrativa que el gobierno de la 4T comete errores de gobernanza, instrumenta mala políticas públicas y lleva al país al desastre, donde no hay nada positivo que identificar. Desde mi punto de vista se trata de extremos discursivos donde la opinión pública y el derecho a la información se han convertido en las víctimas de este desencuentro en aumento que está arrojando costos de diverso tipo:

a) Es un sofisma sostener que todos los medios (salvo aquellas excepciones consideradas “confiables” porque reproducen en sus términos el discurso gubernamental) hagan de las libertades de expresión e información herramientas ilegítimas para posicionar una narrativa de naturaleza política que busca descarrilar a la 4T como objetivo esencial. No es fácil, empero, hacer adecuadamente la distinción entre los medios que hacen su labor con independencia de criterio con fines estrictamente periodísticos o de interés público de aquellos otros que tienen una agenda partidista por convicción o por interés económico, o por las dos cosas. Los primeros, indispensables, los segundos, cuestionables en una sociedad democrática. Lo cierto, por desgracia, es que esta falta de precisiones lastima el efecto de contrapeso histórico de la prensa que en estos años se ha visto reducido por las generalizaciones;

b) En el país la alfabetización mediática (y con mayor razón la digital) tiene un desarrollo muy lento por la ausencia histórica de asignaturas académicas en los programas de estudio desde primaria hasta la preparatoria. No existe materia alguna que ayude al ciudadano en formación a distinguir la paja del trigo. Incluso, no hay veedurías u observatorios de medios como vías de la sociedad para analizar el comportamiento de los medios y que tanto se acercan para satisfacer el derecho a la información;

c) La polarización ha servido de coartada también para que la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del pasado 8 de septiembre del 2021 para que el Congreso de la Unión resuelva su omisión parcial al haber legislado una desafortunada Ley General de Comunicación Social que tiene como eje la discrecionalidad en las pautas de publicidad con recursos públicos a los medios de comunicación haciendo posible que aquellos con una identidad con el gobierno federal, estatal o municipal tengan acceso a dinero de la sociedad, aunque esa política pública sea contraria paradójicamente al interés público que, se supone, debería normar la erogación de recursos del erario.

POR ERNESTO VILLANUEVA
COLABORADOR
@EVILLANUEVAMX

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