COLUMNA INVITADA

De contradicciones y mesas de amistad

En México, el partido en el gobierno parece añorar momentos lamentables de nuestra historia

OPINIÓN

·
Georgina Trujillo / Colaboradora / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Mucho ha cambiado desde los días de la Guerra Fría, hace 60 años. La globalización se ha consolidado y Latinoamérica se ha incorporado a ella en mayor o menor medida.

Ya no hay economías totalmente independientes, las cadenas de suministro son multinacionales y poco a poco las políticas públicas son dictadas por intereses, no por ideologías anacrónicas.

Mientras la dirección del mundo va hacia las democracias de coalición, en México el partido en el gobierno parece aún añorar otros momentos lamentables de nuestra historia, los cuales idealiza.

Aún hay muchos que siguen motivados por un discurso Leninista anti-capital. Resultan ser los mismos a quienes les encanta hacer vida del otro lado del Río Bravo, comenzando con la familia presidencial. Están en contra del capital pero gestionan contratos públicos con empresas de amigos, pagan viajes a Las Vegas y al Super Bowl, y hasta tienen inversiones en la Bolsa de Valores.

Así de contradictorios. Como los aeropuertos que se dicen concluídos pero no lo están. Como la corrupción que dicen que no hay pero que todos vemos. Como la manipulación del discurso para desviar la atención de las corruptelas en una obra faraónica y transformarlo en un debate sobre el derecho de vender tlayudas.

En medio de todos los sinsentidos nacionales, uno internacional: un grupo de diputados, obnubilados por sus ideas trasnochadas, consideraron que era gran idea organizar un Grupo de Amistad con Rusia (país con el que tenemos casi nulos lazos económicos o intereses en común, excepto la motivación ideológica de sus respectivos gobiernos).

El momento no pudo haber sido peor. El mal gusto ya ni se diga. Se trata de Diputados que no han entendido que la URSS ya no existe, y que en este momento Rusia como país se parece más a una país sin instituciones, con un presidente dictador que concentra el poder y el dinero en sus amigos cercanos, donde no hay libertad de expresión, ni de asamblea, ni votaciones legítimas y a la oposición el presidente le aplasta con violencia.

En el diálogo del Grupo de Amistad se dijeron barbaridades dignas de algún relato de realismo mágico de García Márquez. Se condenó al imperialismo estadounidense, siendo que la invasión rusa a Ucrania viene a ser lo mismo. Se dijo estar a favor de la democracia y la libertad, cuando es justo lo que Rusia les está negando a los ciudadanos ucranianos y a los suyos propios.

México no sólo acaba de hacer el ridículo internacional, además envía señales confusas a la comunidad.

Mientras el embajador Juan Ramón de la Fuente aboga en la ONU por el cese al fuego y pide a Putin retirar sus tropas de Ucrania, nuestros Diputados le montan un operativo de propaganda política al embajador ruso, Viktor Koronelli.

Y así, sin necesidad, de paso también se complica la relación diplomática con Estados Unidos, en un debate ya de por sí enredado a causa de la contrarreforma energética. La diferencia es que con nuestros vecinos del Norte sí compartimos intereses, frontera y un Tratado de Libre Comercio. Y de paso, saboteamos la oportunidad de aprovechar nuestra posición geográfica, en el escenario de un nuevo orden mundial.

El presidente ha insistido en la necesidad de que la comunidad internacional entienda que no somos colonia, pero el Grupo de Amistad muestra justo ese retrato: que tenemos un gobierno que se agacha ante los tiranos, gracias a la visión pequeña que tienen de sí mismos y de nuestra nación.

POR GINA TRUJILLO

COLABORADORA

@GINATRUJILLOZ

PAL