Qué jugada más interesante la de Grupo Banorte, de Carlos Hank González, el haber lanzado ayer la iniciativa de convocar a todos los mexicanos a sumarse a la posible adquisición del banco Banamex. Finalmente, alguien entendió que los mecanismos de comunicación para lograr que el público participe como inversionista en una empresa deben ser ajustados a la idiosincrasia del país.
Hank compendió que los mecanismos institucionales actuales, notoriamente el mercado bursátil, no cuentan con los vasos comunicantes legítimos entre el público masivo.
La transacción bien pudo involucrar a muchos mexicanos, a través de una emisión de acciones en la Biva o en la Bolsa Mexicana de Valores. Pero Banorte visualizó que ese camino es absolutamente lejano para millones de mexicanos. En consecuencia, prefiere activar sus mil 100 sucursales para invitar al público a invertir en esa compra.
Hank compendió, además, lo que pocos empresarios han detectado: la gran relevancia que reviste un uso de lenguaje adecuado. De tal suerte, su comunicado de ayer utilizó el verbo “recuperar” Banamex. ¿Acaso está perdido ese banco?; ¿se ha extraviado estratégicamente?; o ¿deambula sin rumbo en la escena competitiva bancaria? No, nada de eso. Pero el verbo “recuperar” transmite la idea de que debemos “hacerlo nuestro” otra vez; de que alguien “nos lo quitó”, y debemos “apropiárnoslo”. Brillante.
Esa es la tónica del sexenio que vivimos. Banorte únicamente está utilizando el lenguaje de los tiempos. Por ejemplo: cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador habla de la privatización de los bancos, no pronuncia el verbo “vender”, sino “entregar”. Como si a Citigroup, BBVA o a Santander les hubiesen regalado sus bancos en México.
Hank tuvo precisión al hacer este anuncio dos días antes de que AMLO hable sobre el tema en la Convención Bancaria de Acapulco. El propio Presidente dijo ayer, en su conferencia matutina, que la venta de Citibanamex debe estar en la agenda de la Convención.
Banorte está emulando aquella osadía petrolera de Lázaro Cárdenas, pero la mejora, porque lo de 1938 fue una vil expropiación y los mexicanos que le llevaron gallinas y joyas al General nunca obtuvieron un documento que respaldara las acciones adquiridas. Pero en este caso hablamos de una compra, y los mexicanos que acudan a las sucursales de Banorte quedarán debidamente registrados, por lo que obtendrán los títulos accionarios equivalentes a su inversión y podrán recibir dividendos en consecuencia, algo que Pemex malogró estrepitosamente al quedar en manos del gobierno.
TRANSPORTISTAS
El presidente de la Alianza Mexicana de Organización de Transportistas (Amotac), Rafael Ortiz Pacheco, lanzó ayer su paro nacional con mucha visibilidad. Los transportistas ya no resisten: “a diario nos roban y asesinan a los operadores”.
POR CARLOS MOTA
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