COLUMNA INVITADA

Doble moral y el futbol

Esta semana prácticamente como por arte de magia desapareció el incidente ocurrido el pasado 5 de marzo

OPINIÓN

·
Martha Gutiérrez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Esta semana prácticamente como por arte de magia desapareció el incidente ocurrido el pasado 5 de marzo en el estadio Corregidora de Querétaro, en el que aunque parezca increíble afortunadamente ninguna persona perdió la vida, a pesar de que tuvo como eje una violencia en extremo desbordada, permitida y alimentada por las directivas de los propios equipos de fútbol nacionales.

El hecho sucedió mientras se llevaba a cabo el partido Atlas-Querétaro, donde observamos literalmente en vivo una batalla campal al interior del estadio absolutamente fuera de control, agresivas persecuciones dentro y fuera del estadio, vimos también como molían a patadas a personas desmayadas en el piso, personas cuchillo en mano agredir a los asistentes, familias desesperadas tratando de huir de las agresiones en extremo violentas propias del crimen organizado.

Salvo el gobernador panista de Querétaro Mauricio Kuri, aunque después del niño ahogado fue el único que actuó de inmediato, curiosamente ni Luis Nava Presidente Municipal de Querétaro, Mikel Arriola Presidente de la Liga MX, Yon de Luisa el Presidente de la Federación Mexicana de Fútbol, ninguno fue sancionado o tocado con un pétalo de una rosa.

Aún cuando las encuestas les daban casi 80% de rechazo por lo sucedido en Querétaro a estos personajes, la realidad indica que por soberbia, desconocimiento o sencillamente por ineptitud ninguno implementó acciones preventivas para evitar exponer a situaciones como las que miles de aficionados al fútbol y sus familias se enfrentaron, a pesar de que el tema de la agresividad de las barras no era un tema nuevo.

Vamos ni siquiera mostraron control o conocimiento sobre la materia, leyes, protocolos, acuerdos o cuando menos coordinación con las autoridades locales de seguridad y protección civil, mucho menos mostraron capacidad de respuesta y sensibilidad ante un problema que no es menor. Tan solo atinaron por parte de la Liga MX anunciar "el principio del fin de las barras". Una curita para un enfermo terminal es una buena analogía para las medidas tomadas.

Vaya soluciones, ya de por si el deporte del fútbol está en una ruta de franca intrascendencia, por lo aburrido y mediocre que resulta observar a jugadores y equipos que han dejado de ser competitivos ante el mercado de los Estados Unidos, y que decir ante los clubes y ligas europeas, como para que estos personajes tomen decisiones que lejos de garantizar la seguridad a la afición que sigue a sus equipos favoritos terminen ahuyentando más a las familias que hacen un esfuerzo por acudir a los estadios.

Reflexiono y me pregunto, de quien o quienes son cuotas estos personajes y de que tamaño es su ego como para no comprender el daño que sus omisiones están provocando, y como por un jugoso sueldo se dejan utilizar por sus patrones, los dueños del balón, los mismos que con oprimir un botón apagan desactivan una crisis, desaparecen la noticia en los medios de comunicación, y sin asumir su responsabilidad pretenden borrar de nuestras mentes lo sucedido en el Estadio La Corregidora. Precisamente son los mismos que exhibían y criticaban un día sí y el otro también, por todo y por nada a Peña Nieto y su gobierno.

Justo esa doble moral al parecer es la regla en nuestro país, tristemente la conducta que más nos afecta en todas las áreas de la vida cotidiana. Desafortunadamente aventar la piedra y esconder la mano se ha convertido en una constante social.

En el camino lo evidente es que nadie quiere aprender a disfrutar el trabajar a nivel de tierra, conocer la realidad en carne propia, operando, previniendo. Desafortunadamente todos quieren los sueldos altos, el glamor de los reflectores y las entrevistas de televisión, asistir a restaurantes lujosos y viajar. Muchos generales y muy pocos sargentos y coroneles.

Por eso, es una ridiculez que los dueños de las televisoras se sientan con autoridad moral para criticar la seguridad pública del país, y a los gobiernos cuando ni siquiera pueden controlar a sus juguetes (equipos de futbol).

La diversión garantizada a costa de la seguridad e integridad de una afición extremadamente golpeada, y de una población dolida por la ineptitud de un gobierno no merece esto. Ni en el futbol, ni en la política. Por donde se le vea, es un completo galimatías.

Y no es pregunta...

POR MARTHA GUTIÉRREZ
ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ

MAAZ