COLUMNA INVITADA

Dogma de fe presidencial

La FEADLE es una figura testimonial e ineficaz, por cuanto hace a sus atribuciones legales

OPINIÓN

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Ernesto Villanueva / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La política mexicana se ha vuelto más un terreno propio de los cultos religiosos, donde el dogma de fe es un principio que no admite la mínima discrepancia. Las acciones humanas son imperfectas por naturaleza y sujetas al debate, con razón o sin ella y a la crítica, buena o mala.

El presidente Andrés Manuel López Obrador no ha sido nada austero en el uso de adjetivos calificativos contra todos. Le ha tocado en suerte ahora al Parlamento Europeo por pronunciarse por la muerte de periodistas y la agresión a propietarios de medios. (Como bien apuntaba Julio Hernández el tema de los empresarios puede ser el punto fino de este comunicado que ha causado escozor entre no pocos miembros y simpatizantes de la llamada Cuarta Transformación).

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Hay datos duros sobre este tema (la muerte de periodistas y las críticas presidenciales a dueños de medios, tenga o no razones para ello), pero no hay, hasta donde se tiene conocimiento, evidencia alguna de que sea el titular del Ejecutivo federal, por acción (acaso por omisión, pues tal Poder debe garantizar el pleno disfrute de los derechos humanos, entre ellos el relativo a la libertad de expresión), el autor físico o intelectual de esas lamentables muertes.

La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) de la Fiscalía General de la República (FGR) es, en realidad, una figura testimonial, de relaciones públicas, pero ineficaz por cuanto hace a sus atribuciones legales.

El comunicado oficial del Gobierno de México, redactado por puño y letra del propio Presidente de la República, según él mismo lo ha expresado, no es en modo alguna una pieza modélica del buen uso del lenguaje; antes bien, es la antítesis de lo que gobernante debe escribir y decir aquí y en cualquier lugar del mundo. Es muy difícil justificar y razonar la idoneidad de semejante mensaje presidencial.

Nunca es fácil defender lo indefendible, aunque sea con sofisticados sofismas que generen una narrativa con alguna dosis de verosimilitud.

Con todo, han salido defensores de esas palabras del Presidente con el costo que esa acción conlleva para sus autores.

Da pena ajena ver y oír a hombres y mujeres inteligentes y preparados abdicar de la razón para defender lo indefendible.

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Es la condición humana. Quienes piensan –y me incluyo– que no todo lo que hace el gobierno está mal, pero tampoco adoptan como dogma de fe toda palabra del Presidente, deben permanecer como una tercera voz que haga diferencia en este ruido mediático, entre “bueno” y “malos”, que acaba por desinformar y lastimar, por ello el derecho a la información.

El avance que se ha logrado en la tarea de discernir la paja del trigo no debe transitar por caminos de regreso.

En ese contexto se inscribe la invitación del presidente para que se “definan” si están con él o contra él.

Ni en contra ni a favor por definición, hay que atender caso por caso.

Esto explica la naturaleza del periodismo en una democracia.

POR ERNESTO VILLANUEVA
COLABORADOR
@EVILLANUEVAMX

CAR

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