MIRANDO AL OTRO LADO

Putin se equivocó

Putin se equivocó al pensar que amasando tropas en la frontera con Ucrania iba a lograr que ese país volteara su mirada hacia Rusia y se olvidara de Occidente

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al Otro Lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Putin se equivocó al pensar que amasando tropas en la frontera con Ucrania iba a lograr que ese país volteara su mirada hacia Rusia y se olvidara de Occidente. En su apuesta consideró que tenía más tiempo para presionar al gobierno del país vecino a que renunciara a cualquier intención de incorporarse a la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN) antes de que se creara una situación donde pudiera suscitarse una intervención político-militar de Europa y Estados Unidos en el terreno.

En su razonamiento seguramente se cruzaron varias variables. En primer lugar, se sentía fortalecido por la invasión exitosa que tuvo en la península de Crimea, sorprendiendo a Occidente y dejándolo pasmado mientras sus tanques ocuparon toda la zona. Occidente se limitó, finalmente, a condenar el hecho y le aplicó algunas sanciones a Rusia.

En segundo lugar, ha de pensar que la respuesta de Europa, especialmente de Alemania y Francia, sería de carácter exclusivamente diplomático, excluyendo pretensiones militares, por su dependencia del abastecimiento de gas desde Rusia, especialmente en el invierno profundo europeo.

En tercer lugar, aparentemente considera que el Presidente Biden está atrapado en sus problemas internos con los Republicanos y por su caída de popularidad en las encuestas, junto con la salida desastrosa de la guerra en Afganistán. Este conjunto de enredos tendrían rehén al Presidente estadounidense y lo rendía ineficaz, ineficiente y debilitado ante un escenario de un posible enfrentamiento armado o inclusive una guerra en la planicie central de Euroasia.

Por último, ha de haber pensado que una parte muy importante de la población de Ucrania vería con buenos ojos un gobierno directamente nombrado por el poder central ruso, tal y como sucedía con los zares y después con los líderes de la Unión Soviética. Putin tenía toda la intención de reconstruir su idea del imperio ruso, ahora en su versión post soviética. Y sin duda es correcta la apreciación de que las poblaciones de ambas naciones tienen lazos históricos, económicos y familiares.

En ese tenor, Rusia lleva desde el año 2014 armando y financiado a separatistas ucranianos en la región de Donbás, en el este de Ucrania y sobre la frontera con Rusia, que ha dejado más de 14 mil víctimas mortales y la destrucción de más de 50 mil viviendas e innumerables negocios cerrado y/o arruinados. Pero ante la amenaza de una invasión rusa generalizada a su país, el vuelco en el estado de ánimo del pueblo ucraniano ha sido notable. Ha despertado un nacionalismo anti ruso que hace que la mirada ucraniana se vuelca hacia Occidente y la OTAN como no lo había hecho antes.

El efecto de la amenaza rusa hacia Ucrania ha hecho que prefiera consolidar su relación con Occidente, para mejor defenderse de la amenaza rusa. Se equivocó Putin.

Y Occidente, ni tardo ni perezoso, se ha percatado de este vuelco en la opinión pública de los ucranianos hacia sus intereses e interviene cada día con más decisión a favor del gobierno del país, con el aprovisionamiento de armamento de alto nivel y alcance, además de mejor inteligencia sobre los movimientos militares rusos, además de brindar asesoría directa con militares de los países integrantes de la OTAN. Y todo esto acontece porque Putin finalmente titubeó sobre cuál sería su próxima movida en la región. No supo decidir qué hacer.

Putin recibió el apoyo público del Presidente chino, Xi Jinping, quien exigió a Estados Unidos que diera una respuesta “seria” a las demandas rusas, que consisten en exigir a Ucrania comprometerse a ser fiel a Rusia y nunca incorporarse a la OTAN. Aunque tarde y sin contundencia, finalmente China apoyó a Rusia en su diferendo con Occidente. Parecía ser una gran victoria diplomática y política de Putin frente a Estados Unidos y Europa. Un gran bloque de Oriente contra Occidente.

¿Pero qué obtuvo China a cambio de su apoyo público a Rusia? Algo muy importante para ese país: que Rusia no iniciaría una guerra global mientras transcurrían las Olimpiadas de Invierno en su territorio. Es decir, hasta por lo menos el 20 de febrero. Mientras tanto, las tropas rusas se mantendrán estacionadas, amenazantes, sobre la frontera ucraniana mientras Occidente fortalece sus alianzas económicas, políticas y militares con el gobierno y pueblo de Ucrania. Es, sin duda, una situación incómoda para Putin, y seguramente habrá causado descontentos en su frente interno, entre militares y sectores económicos que están resintiendo las crecientes sanciones económicas que Occidente aplica a su país, producto no de alguna acción decisiva, sino de la amenaza de una acción. Hasta ahora, es un líder que hace un ajedrez de su política exterior bluffing. Engañando.

De hecho, ya se estancó la situación militar en la región. Putin tuvo éxito en la anexión de Crimea por el factor sorpresa. Occidente se quedó pasmado, entre otras cosas por la sorpresiva rapidez con la que Putin movió sus tropas en la toma de esa región ucraniana. Hoy el factor sorpresa se ha evaporado, y ahora el tiempo obra en contra de Putin y sus intenciones de moldear la frontera que lo separa de Europa y sus sueños imperiales rusos. El embajador ruso en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tuvo que decir que Rusia no tenía intenciones de invadir Ucrania. Mientras tanto, Estados Unidos denunció que los servicios secretos rusos planeaban falsificar una supuesta invasión ucraniana a su territorio para justificar una agresión contra ese país. Cierta o no la acusación de Estados Unidos, el hecho es que todo el escenario político-militar cambió para Putin y sus pretensiones de lograr poner un dique de contención a Occidente en su frontera este.

Para bajar la tensión en la región, bien valdría el esfuerzo de ofrecerle una salida digna a Putin. Ya se le había ofrecido la promesa de Occidente de no insistir en la inclusión de Ucrania a la OTAN a cambio del respeto ruso a la neutralidad de ese país. Putin no aceptó. Quería más. Ahora el escenario es que Ucrania quiere incorporarse a la OTAN para defenderse de su vecino que lo ha atacado en dos frentes: Crimea y Donbás, y quien, considera, ya no tiene palabra.

El caso de Putin y su manejo de la situación en Ucrania nos devela cómo los líderes autoritarios piensan que pueden imponer sus métodos e idearios a países que consideran inferiores. Hay lecciones que aprender en esto. Panamá dixit.

POR RICARDO PASCOE PIERCE
RICARDOPASCOE@HOTMAIL.COM
@RPASCOEP

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