MIRANDO AL OTRO LADO

Salir, o no, del T-MEC: esa es la cuestión

El Presidente López Obrador está evaluando la conveniencia de que México salga del T-MEC, para poder consolidar su sueño soberanista

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al Otro Lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El Presidente López Obrador está evaluando la conveniencia de que México salga del T-MEC, para poder consolidar su sueño soberanista sobre los energéticos y excluir al mundo del “tesoro”. Piensa que será su paso a la historia y le permitirá consolidar su movimiento como hegemónico en la escena política nacional durante futuras generaciones. La visita de John Kerry fue explícita. La Casa Blanca le dijo a AMLO que México tiene que decidir de qué va a estar.

Una acción de esa envergadura, lo sabe el Presidente, implicaría un desajuste mayor a la economía nacional, pues habría, ni dudarlo, una salida masiva de inversiones de Estados Unidos y Canadá, entre otros, tanto de empresas como de inversiones en fondos y bonos del gobierno mexicano. Por esa razón busca nuevos aliados en el horizonte mundial. Los dos oferentes visibles serían China y Rusia.

Habiéndose enamorado del modelo cubano, el Presidente López Obrador podría estar contemplando algún tipo de arreglo parecido con el gobierno de Putin a la que tuvo Fidel Castro con los líderes soviéticos. De ahí la cautela al extremo de México ante el conflicto Ucrania-Rusia. Y sospecho que, de llegar a convertirse en un conflicto armado, México jugará la carta de la supuestamente histórica “no-intervención en los asuntos internos de los pueblos es la paz”.

Los comentarios “casuales” de Putin sobre México y el establecimiento de armas rusas en nuestro territorio provienen de sugerencias irresponsables hechas por funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores de visita en Moscú y también por “representantes presidenciales privados” mientras trataban de hacer el cambalache del avión presidencial por helicópteros rusos. El excesivo agradecimiento mexicano por las vacunas Sputnik tiene un alto valor simbólico.

Es de notarse que, en momentos de la crisis entre Rusia y Occidente, tanto el Presidente brasileño como el argentino viajaron a Moscú para reunirse con Putin. ¿Tendrá López Obrador un viaje a Rusia en mente?

La inclusión de empresas chinas en las obras emblemáticas del gobierno de la 4T hace ver la vuelta de la mirada hacia el gigante asiático. Y más aún: la presencia y el saludo virtual del Presidente chino Xi Jinping en la clausura de la reunión de CELAC, producto de una decisión y gestión de México, parecería querer anunciar el inicio de una nueva era en la relación entre México junto con el resto de América Latina y el Caribe con ese país de Asia.

Esto, a pesar de que no existen indicios de que el resto de América Latina y el Caribe están necesariamente de acuerdo con México y la visión obradorista. Tan es real la falta de consensos que en la propia reunión de CELAC la propuesta de fondo que López Obrador quería sacar adelante (salirse todos los países de la OEA y conformar un nuevo organismos totalmente “nuestro”) ni siquiera se planteó porque iba a ser rechazado por la mayoría de países asistentes. 

Las declaraciones del Presidente López Obrador, señalando que México no es protectorado de nadie, refiriéndose a Estados Unidos es relevante para señalar el estado de ánimo del mandatario. Si a ello se agrega la reiteración al reclamo sobre el financiamiento a organismos de la sociedad civil opositores al gobierno (obviando que USAID financia mucho más a organismos oficiales, incluidas las Fuerzas Armadas, que a la sociedad civil mexicana) entonces el mexicano se comporta como hombre poseído de una furia interior fuera de control.

De hecho, existen reportes que indican que el Presidente mexicano considera que oficiales estadounidenses podrían estar detrás de la información proporcionada a medios de comunicación sobre la estancia del hijo mayor del Presidente en Houston. Datos que, ciertos o no, sirven para atizar el conflicto entre los países.

¿Y qué decir del “oportuno” (días antes del Súper Bowl) freno a la exportación del aguacate mexicano al vecino país? Era un simple detalle para ilustrar cuán integradas están las cadenas de valor entre las dos naciones. Es un ejemplo que se multiplica mil veces. ¿Estarán los rusos o los chinos tan adictos al aguacate michoacano?  Porque, en atención a las políticas y declaraciones anti estadounidenses de López Obrador, ese puede ser su sueño como opción de ser el gran puerto de desembarque de la economía mexicana. Algo así como el Plan B de la 4T para México. Un gran acuerdo económico con uno, o ambos, países del centro y extremo asiático.

¿Y los millones de paisanos residentes en Estados Unidos que, como producto de su trabajo, envían remesas a sus familiares con un valor incalculablemente superior a las dádivas que reparte López Obrador? ¿Se perderán, o se sujetarán a condiciones de control, como sucede con las remesas que los cubanos en Estados Unidos envían a sus familiares en la Isla? El hecho es que culturalmente México y Estados Unidos estamos íntimamente unidos en economía, sociedad y política. Pretender ignorar ese hecho al momento de querer instaurar un nuevo modelo es inviable, con socios al otro lado del mundo.

Y es especialmente inviable considerando que López Obrador, quien prometió un nuevo modelo de economía y sociedad, ha mostrado ineficacia e ignorancia a la hora de su implementación. De ahí que México se encuentra en el peor de todos los mundos, con un presidente que asegura que va a innovar y a la mera hora propone recetas válidas para hace 50 años, pero son inoperantes para este mundo de hoy. Hay crisis en todo: salud, economía, criminalidad. Encima envenena el alma nacional con polarización y odio.

El Presidente mexicano deberá meditar muy seriamente sus próximos pasos. Y deberá empezar a cuidar sus expresiones, tratando de comportarse como un Presidente en vez de un bravucón de cantina sin responsabilidades ante nadie. Están en juego las expectativas y proyectos de futuro de la mayoría de los ciudadanos del país. No todo tiene que ver con él y su familia.

Si va a proponerle al país que salga del T-MEC, que lo diga y que convenza. Y si no piensa hacerlo, que se dedique a reconstruir la relación estratégica con nuestros dos socios, porque en esa relación va el futuro del país y, de pasada, el propio.

POR RICARDO PASCOE

ricardopascoe@gmail.com

@rpascoep

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