UNA CHAIRA EN EL HERALDO

Ah, que los desmemoriados

De pronto olvidan quién inició la guerra contra el narco, quién endeudó al país, quién armó el Fobaproa, quién saqueó a la patria, quién estaba dejando morir Pemex

OPINIÓN

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Fernanda Tapia / Una Chaira en El Heraldo / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Foto: Especial

La derecha y quienes no sólo desean una vida digna, confortable y hasta con gustitos de vez en cuando, sino con PRIVILEGIOS. Algo así como “derechos por encima de los derechos humanos de otros”.

Esas personas son quienes, con una memoria selectiva, de pronto olvidan quién inició la guerra contra el narco, quién endeudó al país, quién armó el Fobaproa, quién saqueó a la patria, quién vendió y estaba dejando morir Pemex y la CFE.

Quién disolvió sindicatos importantísimos que podrían haber hecho un contrapeso al poder absoluto de la dictadura de partido. Estas personas ahora creen que antes vivíamos en Suiza y que un pelón orejudo nos llevó de veras al primer mundo. Que no hubo error de diciembre. Ni matanza del '68, ni enfrentamiento en Atenco, ni Yo soy 132, ni reclamos en la Ibero. Neta… ¿en serio no recuerdan nada de esto? Capaz que el efecto HAARP sí existe, y en una de esas, personajes nefastos tienen en su poder una megaantena que lanza una “onda vibratoria” que nos apendeja la memoria.

Sin esta teoría del complot, no puedo entender la rabia, el linchamiento mediático a la 4T y López Obrador. El maestro Jorge Zepeda Patterson argumenta que tal vez “desde la mañanera podrían corregirse cifras o aclarar notas falsas, pero no engancharse después en descalificaciones entre el Presidente y los periodistas”.

Ahora bien, Epigmenio Ibarra aclara que “todo lo contrario, al no tener derecho de réplica, en este caso la figura presidencial puede decir y hacer” … o como se dice en el póker: “Como veo, doy”. Y acerca de la violencia que viven las personas dedicadas al periodismo, como cuenta mi amigo El Charro, “hasta en las letrinas, hay niveles”. Una cosa son aquellos que mal pagados y en plazas calientes, tratan de realizar su labor diariamente pese a las amenazas de los poderes locales: politiquillos y crimen organizado. Y otra cosa, aquellos periodistas o lectores de noticias, que desde la comodidad de una empresota, no sólo nos solidarizamos con los hermanos y hermanas caídos, sino que algunos de a tiro le hacen al faquir y a la víctima, para, de esta forma, seguir golpeteando al gobierno, en lugar de exigir honestamente justicia para sus colegas de infantería, de primera fila, de carne de cañón.

Anteriormente, lo común era una llamada de Los Pinos a los jefes de redacción. Te amonestaban o de plano te corrían “bajo amenaza de retirar la publicidad de gobierno de ese medio”. Antes yo escuchaba de periodistas desaparecidos en donde el crimen organizado sólo había sido el “brazo armado” de alguien “de arriba muy pesado”. Y efectivamente existían los aliciente$. Por ejemplo, una segunda nómina en la Cámara de Diputados y oficinas a todo el lujo disponibles para los que cubrían la fuente “a modo”. Ojalá toda esta prensa de élite hubiera estado tan jada con el fraude del '88, el de 2006, o cualquiera de los eventos arriba mencionados… pero al parecer nada enchila más ¡que dejar de recibir un varo!

POR FERNANDA TAPIA
DENUNCIAS@FERNANDATAPIA.COM 
@TAPIAFERNANDA

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