DESDE AFUERA

¿López Obrador y Liderazgo en Latam?

México ha sido históricamente el contrapeso de Brasil en la región, pero ese papel como liderazgo, parece fuera de las posibilidades actuales

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Si alguien en el gobierno mexicano sueña con la idea de que el presidente Andrés Manuel López Obrador se convierta en líder de la integración latinoamericana, comenzó tarde.

No es que el mandatario mexicano carezca de los tamaños o que sus ideas progresistas le impongan alguna limitación cuando al contrario, actualmente sería un tanto a favor.

El problema es que AMLO no ha mostrado interés en tal liderazgo y por tanto ha faltado un trabajo diplomático y político, hay carencia de recursos, ha habido una constante improvisación en la política exterior, debido con frecuencia a decisiones y declaraciones públicas de momento, la aparente marginación del Servicio Exterior y, por tanto, lo que bien podría definirse como una falta de saber ser y, sobre todo, saber hacer.

Ciertamente, todas esas formulaciones están entrelazadas y se han reflejado lo mismo en derrotas como las registradas en las candidaturas a puestos en organismos internacionales, que en los escándalos que han acompañado al nombramiento de algunos embajadores o los problemas creados por algunas expresiones públicas sobre situaciones en otros países.

Para complicar más las cosas, el presidente López Obrador entra en el tercio final de su gobierno con un kilometraje mínimo en términos internacionales: ha ido cuatro veces a Estados Unidos (tres a Washington y una a Nueva York); hizo una gira de trabajo de cinco días que lo llevó a Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba. 

En total, menos de 20 días de sus cuatro años de gobierno.

El mensaje, en todo caso, ha sido de un relativo interés en temas internacionales, y sus pronunciamientos, o falta de ellos, han sido una cuestión de debate y generalmente de crítica dentro y fuera del país.

En contraste, el hombre al que se saluda en América del Sur como el líder esperado por la región, el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, cultiva hace años una activa agenda internacional, en base tanto a su historia como líder sindical y luego Presidente de Brasil, entre 2003 y 2011. 

Lula da Silva iniciará su segundo gobierno el 1 de enero próximo, pero ya desarrolló una campaña de apariciones internacionales que lo llevaron a la cumbre climática de El Cairo en noviembre pasado, y acuerdos económicos con Argentina.

Y a diferencia de México, que por razones sociales, económicas y políticas mantiene su atención en su vecino del norte, EU, Brasil aspira a ser la potencia hegemónica en América del Sur, ahora con el apoyo de un gran sector de la izquierda regional.

Brasil, por convicción geopolítica, está dispuesto a invertir en su liderazgo y contraer compromisos económicos que lo consoliden, incluso si es fuera de la masa continental sudamericana y llegar a Centroamérica o el Caribe.

México ha sido históricamente el contrapeso de Brasil en la región, pero ese papel, como el presunto liderazgo regional, parece fuera de los planes y las posibilidades actuales.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE1

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