COLUMNA INVITADA

La causa de causas en este sexenio

En los últimos sexenios ha existido una constante: después de las elecciones intermedias la percepción presidencial cayó de una manera constante hasta perder el poder

OPINIÓN

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Martha Gutiérrez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En los últimos sexenios ha existido una constante: después de las elecciones intermedias la percepción presidencial cayó de una manera constante hasta perder el poder. Le ocurrió a Felipe Calderón y a Enrique Peña Nieto, esta es la clave de la lógica que están utilizando ciertos empresarios para apostar por la caída de López Obrador encargando a Claudio X. González miles de millones de pesos para tal efecto.

Es evidente que pretenden repetir exactamente la misma dosis que utilizaron con Enrique Peña, a la que por cierto abonaron sus coordinadores de comunicación social, en gran parte la absoluta insensibilidad de David López, profundizándose con la soberbia, ineptitud y el total desconocimiento de como funciona la naturaleza, estructura y propósito social de los medios de comunicación de Eduardo Sánchez, quienes apostaron más por la veleidad personal, que por responder a los objetivos de un proyecto de nación y a las responsabilidades su encargo.

Sin embargo, no fue lo único ya que con anterioridad se habían percatado de la casi inexistencia de los partidos políticos y del extravío de sus dirigentes en los asuntos de representación de la población, por lo que desde entonces los venían desplazando, o en el mejor de los casos los utilizaban para sus efectos.

Ya durante este sexenio, en el punto más bajo de la historia de la credibilidad e imagen de los partidos políticos, apostaron por un gerente -Claudio X. González- para evitar el desfalco de sus carteras en beneficio de los bolsillos personales de sus dirigentes.

Por ello, es tan obvio que el señor X, quién lleva la voz cantante y la administración de los recursos únicamente apuesta por el descrédito del presente gobierno, sin atinar a construir un proyecto de nación, una causa que englobe una propuesta y narrativa eficaz que resuelva las demandas existentes y la destrucción que dejará a su paso la incompetencia, incoherencia e incongruencia de López Obrador.

Por el contrario, la fallida estrategia y la gran inoperancia política del señor X, el descrédito y la parálisis de la oposición son precisamente la fortaleza del presidente López Obrador para resistir y vencer esos intereses. Dentro de la más reciente encuesta del INE aparecen unos datos que poco se han analizado y que evidencia la razón por la que han sido derrotados hasta hoy a quien Andrés Manuel llama “conservadores”.

Porque lo que había ocurrido en el pasado era que las expectativas que generaba el candidato presidencial respecto de los avances y el progreso en los grandes pilares del sistema político -educación, salud, economía, seguridad- eran tan altas que pasadas las elecciones intermedias, no importaba la calidad, crecimiento o mejoría del país, ya que indudablemente la inercia de la población en no percibir esos cambios de manera tangible y real provocada por el distanciamiento social, la falta de conocimiento de las diversas regiones del país, y un solo criterio para atender su diversidad terminó por crear un ambiente de insatisfacción, desconexión y por ende de rechazo y castigo al presidente, y por supuesto su partido político, quien teniendo la función primordial de ser el vínculo directo entre la población y sus gobiernos decidió aparecer sólo en los procesos electorales.

Este vacío ha permitido construir una narrativa muy pasada de moda pero efectivamente aplicada por Andrés Manuel López Obrador y su estrategia para obtener un posible triunfo en 2024, sustentado por una parte en el padrón de beneficiarios de sus los programas sociales para lograr la mayor minoría (como lo escribí en mi columna del 25 de enero de 2020), y por la otra la pulverización de la oposición.  El ejercicio del poder desgasta sea quien sea, por ello AMLO mediante estas vías pretende conservar una mayoría aunque ésta sea de tan sólo 25 o 30 por ciento, para imponer al candidata o candidato que le garantice la continuidad de su proyecto y su propia protección, ya que no está excepto de que la justicia lo juzgue bajo las mismas reglas que él mismo ha impuesto.

Además la lógica de la ciencia de las encuestas que creó y moldeó un sistema acorde a sus necesidades, para convertirse en una parte fundamental del juego político y los beneficios que en este se encuentran, sustituyendo a los estudiosos y conocedores de las ciencias políticas y de la realidad territorial (el termómetro -encuestas- sustituyendo al tomógrafo, resonancia magnética, rayos X y estudios de laboratorio para diagnosticar un padecimiento), también ha sido aprovechada por López Obrador para afirmar que cuenta con el 70% de aceptación (aunque esta aceptación solo sea resultado de 2000 personas encuestadas), ante la incapacidad de la oposición para ponerse de acuerdo y su resistencia para admitir que México es un país de más de 130 millones de habitantes completamente distinto al que ellos plantean.

Pero sobre todo,  a su resistencia para asumir que los ciudadanos del siglo XXI están cansados de cómo han sido manipulados.

Y no es pregunta.

POR MARTHA GURTIÉRREZ

ANALISTA EN COMUNICACIÓN POLÍTICA
@MARTHAGTZ