MALOS MODOS

Adiós a los arieles

“La sistemática destrucción del cine mexicano y sus instituciones –lo que llevó décadas construir– ha sido brutal”

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

“La sistemática destrucción del cine mexicano y sus instituciones –lo que llevó décadas construir– ha sido brutal”. Las palabras sonaron fuerte, primero, por quien las dijo. Me refiero a Guillermo del Toro, un gran cineasta que a su carrera incomparable suma una autoridad igual de infrecuente: hasta donde podemos comprobar, y es mucho, ha sido generoso en tiempo y dinero con quienes se dedican al cine en este país.

La segunda razón por la que esas palabras sonaron fuerte es el contexto. Esta semana, la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas anunció que, de plano, renunciaba a la convocatoria e inscripciones para los arieles de 2023, es decir, que, básicamente, renunciaba a los arieles, y punto. La razón: una “severa crisis financiera”. Traducción: no hay dinero, porque el gobierno se niega a dárselo.

Esto nos lleva a la tercera razón por la que esas palabras sonaron tan fuerte: son precisas. Del Toro tiene razón: la destrucción ha sido así, sistemática y brutal. El cine mexicano, lo dije antes, tenía sus problemas, pero la política de apoyos fiscales, esa alianza de las entidades privadas y el Estado, había construido una industria capaz de producir una importante cantidad de películas, algunas bastante chafas, sí, como en todas partes, pero algunas muy taquilleras y otras muy premiadas.

Bien, este sexenio se ha tratado de acabar con ese logro nada irrelevante, un intento que tiene su momento más notorio en el golpe a los fideicomisos, que ha afectado a festivales y productores. Ahora, el machetazo le da un golpe, ojalá no de muerte, a unos premios que, con todos los defectos que se quieran, cumplían 76 años de ayudar a promover el cine. Vaya, que los Ariel son otro síntoma, uno muy grave, de una enfermedad que afecta al cine mexicano.

Populismo, se le puede llamar. Como se ha repetido también, la enfermedad pega a todo el sector cultural. Cultura contestó a Del Toro con el argumento de la descentralización de los recursos y su destino en los más pobres. Pero todos sabemos que mientras se van los dineros para las grandes exposiciones, los festivales de teatro o las ferias de libro, se construyen proyectos faraónicos en Chapultepec, se donan libros a la tiranía cubana y se hacen frivolidades como una pasarela artesanal en Los Pinos.

Otra vez certeramente, Del Toro dice que sobrevivimos a López-Portillo, mientras que a ver si sobrevivimos a esto. Se refiere al cine, pero el país, completo, vive una especie de portillismo fritanguero, entre elefantes blancos y “orgullos de mi nepotismo”. Porque, y no se trata de arruinarles el domingo futbolero, hay dos que sí pueden seguir haciendo películas: Epigmenio y Damián Alcázar.

Los de la mesa que más aplaude, pues.

POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09

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