Desde que inició el gobierno de Andrés Manuel López Obrador hemos visto cómo la oposición se pulverizó. En el campo electoral, salvo ciertas victorias, fue barrida. En el legislativo, aunque este año impidieron una reforma eléctrica en la Cámara de Diputados, han sido ignorados en iniciativas torales, como el presupuesto. En el Senado, el llamado Bloque de Contención había tenido relativo éxito en ser frente a la aplanadora morenista. El bloque no aguantó más y se quebró con la aprobación de la reforma que extiende la permanencia en las calles de las Fuerzas Armadas. La derrota sirvió para que el líder perredista Jesús Zambrano diera por muerta a la alianza opositora, que fue herida de muerte desde que el PRI presentó el proyecto de dictamen en el Congreso.
Aquí también se notó el oficio político de Ricardo Monreal y de Adán Augusto López Hernández; al aceptar hacer cambios mínimos a la minuta original, consiguieron un puñado de votos opositores para alcanzar la mayoría calificada.
Miguel Angel Mancera, coordinador del PRD, me dijo que Zambrano sabía de antemano del sentido a favor de su voto, descartando las supuestas presiones de carácter judicial en su contra.
El priista, Miguel Ángel Osorio Chong, consideró que se votó de conformidad con los cambios que se negociaron. Hubo nueve senadores tricolores que apoyaron la iniciativa que el gobierno federal luego hizo suya. Osorio votó en contra, al igual que Claudia Ruiz Massieu y Beatriz Paredes. Para él, la alianza es sólo un desencuentro, algo que debe superarse con miras a un proyecto de largo alcance.
Pero ya hay mucho resquemor entre los líderes de los partidos, particularmente con el líder del PRI. Y aunque se defiendan con endebles argumentos, la alianza quedó como un grupo de partidos con fines meramente electorales, sin agenda, sin poder de convocatoria y sin la capacidad para disciplinar a sus representantes. O que se doblegan ante amagos penales. Un triste panorama para 2024, a menos que la lección les sirva como acicate.
López Obrador obtuvo lo que quería y las fuerzas armadas deberán seguir enfrentando al crimen organizado. El atolladero de regresar a los militares a sus cuarteles ya no será problema de él. Por eso será importante saber de una vez qué piensan hacer los aspirantes a la presidencia de Morena. ¿Tendrá un plan ya alguna de las corcholatas? ¿Sabrán ya Sheinbaum, Ebrard o Adán Augusto cómo lo harán en caso de ganar? ¿Lo tienen los opositores que ya han levantado la mano? ¿Qué tienen que decir Beatriz Paredes, Enrique de la Madrid, Santiago Creel o el recién apuntado Silvano Aureoles? Quizá sería un punto para partir en la anticipada campaña presidencial.
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Contraseña: Si los políticos no tienen un plan para que los militares regresen a sus cuarteles, las Fuerzas Armadas ya lo diseñaron. No es algo que se encuentre en las filtraciones recientes de los correos de la Sedena. Es un proyecto que se conocerá a su debido tiempo.
POR CARLOS ZÚÑIGA PÉREZ
COLABORADOR
@CARLOSZUP
MAAZ