Me siento joven, pero cuando me pongo a pensar que me tocaron los casetes para escuchar música, los discmans, y se usaba el BlackBerry cuando entré en la universidad, me doy cuenta de que ya no soy tan joven como creía. Nací en 1988, soy millennial, sin embargo, hoy en día, vivimos una batalla generacional en la que los años cuentan como siglos, si de tecnología hablamos.
Yo no nací con un celular en la mano, no le hablábamos a la cámara, es más, se te acababa el crédito del celular y te la vivías hasta fin de mes sin datos. Y por más que ya me estoy acostumbrando a ver eso, no me es natural. Porque ese ya es el mundo de otros que no somos los millennials. Hay que darle la bienvenida a la generación Z, quienes sí nacieron con celular en mano, y a quienes sí les es lo más normal hablarle a la cámara.
La generación Z, nos ven como abuelitos a aquellos que somos millennials, por cómo subimos stories en Instagram, por cómo nos expresamos en WhatsApp y por nuestros contenidos en las redes sociales en general. Así como nosotros nos burlábamos de nuestros papás por no ser tecnológicos, ya llegó quien se burla de nosotros por hacer cosas que “delatan nuestra edad”.
La realidad es que el internet y la tecnología en general nos están haciendo caducar más rápido, a pasos agigantados diría yo. Nuestro minuto de gloria ya pasó.
Y no, no estamos “viejos” sino que simplemente la percepción de nuestra edad ha cambiado a raíz de varios factores. Esto tiene que ver con qué dicta la sociedad que “tendrías que haber logrado” a tu edad. Matrimonio, hijos, aspiraciones laborales y/o económicas tienen que ver con esta percepción, claro que todo son etiquetas sociales. Y esto no es nuevo, sin embargo, el universo con el cual te comparabas antes era menor, ahora la comparación está con el universo de las redes sociales, es decir, que las comparaciones no son sólo con tu círculo social sino con prácticamente todo el mundo que esté en redes sociales.
Hoy, no sólo somos jóvenes, adultos, adultos mayores, sino que la fragmentación social es demasiado específica, lo que provoca que, en una sola brecha generacional, haya muchos tipos de generaciones, valga la redundancia.
Lo que nos ha pasado a los millennials es que ese significado de éxito ha sido imposible de alcanzar. Seguramente a nuestra edad nuestros papás ya tenían casa propia, hijos, y hasta perro que les ladrara, sin embargo, a esta generación le ha costado mucho trabajo cumplir con esos estándares sociales, es por esto que algunos se siguen sintiendo jóvenes a los 38 años, pero es contradictorio porque gracias a la tecnología somos viejos al mismo tiempo. Qué irónico, ¿no creen?
Definitivamente somos víctimas de la aceleración social, y ni modo, no hay ni cómo hacerle. Pero independientemente de qué generación sean ustedes, lectores, eso no importa, dejarán de ser esa generación en cuanto pase el tiempo, porque nada es para siempre y todo es momentáneo, (según el universo de las redes sociales y la tecnología).
POR MARÍA DEL MAR BARRIENTOS
MARIMAR.BARRIENTOS@ELHERALDODEMEXICO.COM
@MARIMARBAT
MAAZ