PASIÓN POR CORRER

“Nada que festejar”

En un maratón siempre hay un grupo de corredores cuyo único objetivo es la victoria absoluta sobre sus marcas personales o entrar entre los 100 primeros y, si no lo logran, se consideran derrotados

“Nada que festejar”
Rossana Ayala / Pasión por Correr / Opinión El Heraldo de México Foto: Especial

Sin duda, el tiempo es algo que puede obsesionar a un corredor. Un ex compañero de equipo, maratonista amateur de los buenos —con marca acreditada por debajo a tres horas—, corrió el pasado maratón de Londres e hizo un tiempo de 3:22, al hablarle para felicitarlo por su enorme logro, él respondió: “Nada qué festejar”, derrotado, decepcionado y hasta molesto consigo mismo, pues su objetivo era cruzar la meta en 3 horas con 20 minutos.  

En el caso de mi amigo, es posible entender lo exigente de su autoevaluación, ya que se trata de un corredor experimentado, y que seguramente conoce cuáles son sus límites y hasta dónde puede llegar. En un maratón siempre hay un grupo de corredores cuyo único objetivo es la victoria absoluta sobre sus marcas personales o entrar entre los 100 primeros y, si no lo logran, se consideran derrotados. Pero también hay otro grupo que aspira simplemente a terminar. Alguna vez alguien dijo: “De tu marca solo te acuerdas tú y tu madre, al día siguiente ni ella se acuerda”.

Lo más recomendable para cuando se empieza a correr es que el tiempo sea lo menos importante. El objetivo debe centrarse en trabajar la fuerza y la resistencia, en descubrir poco a poco hasta dónde seremos capaces de llegar con nuestras piernas y, sobre todo, en observar las sensaciones que irán surgiendo a lo largo de los kilómetros. Si desde un inicio damos cabida a la obsesión por el tiempo, no tardaremos en frustrarnos y perder la motivación por no alcanzar las expectativas o peor aún, que una lesión causada por forzar el cuerpo nos obligue a parar por completo.

Se trata de convertir esto de correr en una batalla privada contra los propios límites, pero con sentido común y objetivos sensatos. Es por eso que para el que empieza a correr el tiempo debe ser lo último en lo que debiera preocuparse. Lo que sí hay qué hacer es establecer objetivos sencillos como trotar durante 20 minutos e ir subiendo hasta alcanzar una hora de trote sin parar, por ejemplo. Y ya después de un tiempo, con algunos kilómetros en la piernas y según el avance, el ritmo y la fuerza, se podrán establecer objetivos específicos e introducir la variable tiempo con la ayuda de un entrenador.

Sí, el tiempo nos ayuda a tener un punto de referencia para mejorar. Hay que medir para avanzar, pero nada más. Para muchos corredores, la satisfacción, la felicidad que aporta el hecho de poner un pie delante del otro, no es algo que se pueda medir con un cronómetro, quizá porque en el fondo lo que nos motiva, no es la marca, sino el deseo natural de salir al aire libre, olvidarse del reloj para concederse un momento para uno mismo, convirtiendo ese sagrado momento en un “todo qué festejar”.

POR ROSSANA AYALA
AYALA.ROSS@GMAIL.COM
@AYALAROSS1

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