Es inédito lo que estamos viviendo. En una reunión con 30 empresarios, el pasado jueves, pregunté cuál de ellos ha enfrentado problemas para contratar gente en el último año. Prácticamente todos levantaron la mano. Los problemas incluyen: (1) desgano de los jóvenes para comprometerse a una función laboral de tiempo completo; (2) elevada rotación de personal; (3) exigencia de satisfactores excesivos de parte de la fuerza laboral; (4) disociación elevada del empleado respecto de los valores de la empresa a pesar del esfuerzo del líder; etcétera.
El problema se resume en una frase: los empresarios no encuentran gente. Y la poca que encuentran, se va caprichosamente al enfrentar el primer desafío. Es una crisis. He escuchado a empresarios agricultores de Jalisco apuntar que no encuentran siquiera jornaleros, a pesar de buenas condiciones laborales y ofertas económicas elevadas, por encima del promedio. En la reunión, una empresaria de Nuevo León mencionó que una infinidad de compañías en Monterrey tienen desplegados letreros de vacantes, sin conseguir llenarlas.
Las cifras muestran que hay mucho empleo que se está generando. El IMSS reportó la creación de casi 330 mil plazas formales en los últimos dos meses del registro, así como una cuantía de 21 millones 409 mil trabajadores totales en su sistema. Otro empresario refirió que las firmas de tecnología están empleando jóvenes al por mayor, y que, para conseguir esos puestos de trabajo, sólo le basta al joven con tomar un breve curso de capacitación de pocos meses. La consecuencia es que la percepción de utilidad de estudiar una licenciatura se ha reducido enormemente.
En Estados Unidos (EU) la situación es muy similar. El viernes se supo que la tasa de desempleo se ubica únicamente en 3.5 por ciento, luego del reporte sobre la creación de 263 mil empleos durante septiembre. Un análisis reciente del National Bureau of Economic Research apunta que ahí desaparecieron 500 mil personas de la fuerza laboral tras la pandemia de COVID-19. A su vez, el Brookings Institution estimó que entre dos y cuatro millones de trabajadores estadounidenses se ausentaron parcial o permanentemente de sus trabajos, también tras la pandemia.
En México se ha empezado a mencionar que la tercera parte de la fuerza laboral está dispuesta no esforzarse en el trabajo con tal de resguardar sus otras prioridades de vida. Así que el problema, que es multifactorial, nos está estallando gravemente entre las manos.
BUENROSTRO
Si a la nueva titular de Economía el presidente Andrés Manuel López Obrador le dio la instrucción firme de evitar el panel de controversias en el tema energético con EU y Canadá, se abriría una luz positiva, y la veremos imponerse incluso a Rocío Nahle. Porque el costo para México de una solución adversa de ese panel sería elevadísimo, reputacional y comercialmente.
POR CARLOS MOTA
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