COLUMNA INVITADA

El absoluto poder relativo del Presidente

Andrés Manuel López Obrador no tiene una sola atribución más o menos que sus antecesores

OPINIÓN

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Onel Ortiz Fragoso / Colaborador / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

México es un país presidencialista. La Constitución, las prácticas y la cultura política, como el culto a la personalidad, conceden enormes facultades al Presidente. Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas fueron los arquitectos de un régimen que si bien impidió el desarrollo de una democracia plena, posibilitó un siglo de estabilidad política y paz social.

Las facultades formales e informales del Presidente son enormes, pero en cada sexenio los mandatarios tuvieron límites, primero informales y ahora también formales, los llamados contrapesos democráticos.

Álvaro Obregón fue asesinado antes de que asumiera por segunda ocasión la Presidencia. Plutarco Elías Calles puso y depuso presidentes, Pascual Ortíz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, hasta que Lázaro Cárdenas lo expulsó del país. El propio Cárdenas no pudo designar como su sucesor a Francisco J Mújica, el más leal defensor del cardenismo. Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid ejercieron a plenitud las atribuciones de la Presidencia, pero no fueron poseedores de todo el poder, siempre existieron contrapesos internos y externos, tampoco extendieron su poder después de su sexenio, pero sí su impunidad.  

Carlos Salinas de Gortari hizo lo que le vino en gana, pero su candidato Luis Donaldo Colosio fue asesinado. En los años 90 del siglo XX inició la transición a la democracia y con esto, el avance de la pluralidad; así como, la creación de órganos autónomos: Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Instituto Nacional Electoral, Banco de México y entre otros.

El contrapeso principal a Salinas y a los presidentes que le siguieron ocurrió en las calles, a través de la resistencia civil pacífica. De una manera u otra, los presidentes  no pueden hacer lo que les venga en gana, su poder es relativo a la fuerza de la sociedad y al cumplimiento de las leyes.

Con Andrés Manuel López Obrador ocurre exactamente lo mismo. No tiene una sola atribución más o menos que sus antecesores. La diferencia es su red de aliados y por supuesto, de adversarios. ¿Quiénes apoyan a AMLO y quiénes son sus contrapesos? La respuesta parece obvia, pero ya no lo es tanto. Primero están sus bases de votantes, integrada por sus simpatizantes de años, por los beneficiarios de los programas sociales y por sus nuevos aliados provenientes de varias trincheras políticas.

¿Quiénes son los contrapesos del presidente AMLO? Hay de dos tipos, institucionales y sociales. Institucionales son los organismos autónomos creados en las tres décadas que llevamos de transición; sociales, están medios de comunicación y formadores de opinión y una desarticulada oposición.

Como decían en la Ilustración: El soberano debe tener las manos libres para hacer el bien y las manos atadas para hacer el mal.
La política es de bronce.

POR ONEL ORTIZ FRAGOSO
ANALISTA POLÍTICO Y ASESOR PARLAMENTARIO
@ONELORTIZ

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