DESDE AFUERA

Rusia y Ucrania: nostalgia y seguridad

Para Putin, la peor catástrofe del siglo XX fue la disolución de la Unión Soviética y se ha dado a la tarea de construir una alianza de países

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La crisis en las fronteras de Ucrania pone de relieve las características del juego geopolítico que la Rusia zarista, la Unión Soviética y ahora la Federación Rusa ha practicado en sus fronteras, particularmente en Europa oriental, la llamada Eurasia y en Asia central.

Los actuales movimientos de tropas rusas en las fronteras ucranianas son un amago efectivo para presionar al gobierno de ese país y ver si es posible reconvertirlo en por lo menos un allegado, si no un aliado muy cercano, como a los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Y de hecho, por lo que se ve, Rusia puede invadir con toda impunidad aunque en Bruselas se sospecha que pueda "crear" la causa con un incidente prefabricado.

Ucrania está en una crisis política propia y aunque la Unión Europea ha advertido de "consecuencias extremas" y en sus pasillos se habla de la posibilidad de guerra, se evalúan también intereses más urgentes y cercanos —el suministro ruso de gas, por ejemplo—. Estados Unidos tampoco puede ir mucho más allá de protestar e imponer sanciones económicas más simbólicas que dolorosas.

El gobierno ruso dio a conocer hace tiempo una lista de demandas, que bien pueden reducirse a una esencialmente: que la OTAN no admita a miembros que hayan sido parte de la URSS porque desde su punto de vista "afecta la seguridad regional".
Así, puede decirse que detrás del envío de esas tropas —unos 175 mil hombres, según los medios— hay dos razones, nostalgia y seguridad, unidas en un frío cálculo.

Para el presidente ruso, Vladimir Putin, la peor catástrofe del siglo XX fue la disolución de la Unión Soviética y se ha dado a la tarea de reconstruir un bloque-, ya no como un conglomerado de territorios federados sino como una alianza de países independientes, pero sujetos a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, ahora formado por Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán.

Una buena parte es la idea de mantener lo más lejos posible a la OTAN, que en la visión del Kremlin se encuentra ya en sus fronteras y es una amenaza estratégica para Rusia. La ecuación es simple: hasta 1990 la OTAN estaba a mil 500  kilómetros de Moscú, Ucrania está a menos de 800.

Desde ese punto de vista, la idea de que Ucrania pudiera hacerse parte de la OTAN —como lo solicitó­ resulta una provocación inadmisible.

El planteamiento es el mismo que pudo haber invocado hace 200 años, luego de la invasión napoleónica, o hace 70, después del ataque nazi: seguridad en sus fronteras. Y la implicación es que hará lo necesario.

Claro que no deja mucho en defensa de protestas rusas de respeto al derecho internacional y principios como la autodeterminación —que como toda potencia promueve en la esfera de influencia de sus competidores—, pero al mismo tiempo se trata de geopolítica y "realpolitik", en serio.

Y Rusia es y ha sido siempre una jugadora adepta.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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