ANÁLISIS

VOX visita México

La presencia del partido español ultraconservador no ayuda a la defensa de la cultura de la vida ni a un diálogo plural y democrático

OPINIÓN

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Rodrigo Guerra López / Colaborador/ Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El dirigente de Vox, Santiago Abascal, llegó en un momento ideal a México. Polarizante, maximalista, abierto oponente del papa Francisco, busca generar alianzas y simpatías a través de sus “amigos” de este lado del Atlántico. A nadie debe de extrañar que de inmediato personajes como Eduardo Verástegui y similares, aparezcan en primer plano acompañándolo y aplaudiéndolo. 

En enero de 2021, faltando pocas horas para la toma del Capitolio en Washington por parte de agrupaciones ultraconservadoras estadounidenses, Verástegui celebra en sus redes sociales las declaraciones del obispo cismático Carlo María Viganó en las que exhibe su simpatía hacia Donald Trump y hacia una de las más irracionales teorías de la conspiración de EU. Posteriormente, en diversas ocasiones, Verástegui publica fotos mostrando su cercanía al cardenal Burke, otro de los detractores abiertos del magisterio del actual pontífice. Verástegui y sus compañeros de viaje, de este modo, se tornan en aliados naturales para una agrupación como Vox, para Bolsonaro o para los sectores ultraconservadores norteamericanos que se reunirán dentro de unas semanas en un congreso en México. 

¿Por qué Vox arriba a México en un momento ideal? Porque el 6 de septiembre se discutirá, y eventualmente se votará, en la Suprema Corte de Justicia, la iniciativa del ministro Luis María Aguilar en la que se propone que las leyes locales o federales que penalizan la práctica del aborto sean consideradas contrarias a la Constitución. Nada mejor para quienes buscan declarar inconstitucional el respeto al derecho a la vida desde la concepción y hasta la muerte natural, que tener como punto de referencia “provida” a las derechas extremas españolas y mexicanas. Nada mejor para avanzar en la cultura de la muerte, que mostrar cómo en México algunos de los “liderazgos” provida son en realidad personas intoxicadas de extremismo, de fideísmo, de pertinaz ignorancia en materia de ciencias y de abierta lejanía al magisterio del papa Francisco en estos temas.

Quienes trabajan a favor de la causa del aborto, por su parte, ya no necesitan tampoco de argumentos y discusiones académicas. Basta con lograr amarres politiqueros y crear consignas sentimentales contra la vida humana naciente, para avanzar sus agendas al margen de cualquier debate racional riguroso. Tienen la mesa servida.

Quienes promovieron y animaron la presencia de Vox en México ¿reconocerán su torpeza política o se autoconfirmarán en su posición ideológica? ¿Seguirán con sencillez las pacientes llamadas de atención que el papa Francisco ha hecho a los que no expanden la “cultura de la vida” a los horizontes de Laudato si’? ¿Habrá conciencia de los riesgos que implica la interpretación ideológica de la fe en clave ultraconservadora? Quiera Dios que los extremistas de izquierdas y de derechas sean acotados y que una más madura cultura de diálogo plural y democrático en México pueda instalarse en nuestras mentes y corazones, por el bien de todos.

POR RODRIGO GUERRA
PROFESOR-INVESTIGADOR DEL CENTRO DE INVESTIGACIÓN SOCIAL AVANZADA (CISAV)

dza