COLUMNA INVITADA

La trampa del discurso priísta

Recientemente inició sus trabajos la LXV Legislatura y en la Cámara de Diputados se vieron rostros conocidos, uno de ellos fue el del dirigente del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas

OPINIÓN

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Adriana Moreno Cordero / Columnista Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Recientemente inició sus trabajos la LXV Legislatura y en la Cámara de Diputados se vieron rostros conocidos, uno de ellos fue el del dirigente del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, quien justo el día del III Informe del presidente Andrés Manuel López Obrador, pronunció un primer y encendido discurso desde la tribuna del Palacio Legislativo de San Lázaro.

“¡No recibimos órdenes de nadie! ¡No nos subordinamos a nadie! ¡No obedecemos a ningún presidente de la República, ni presente, ni pasado en este país!”, arengó el exgobernador de Campeche, en su debut como legislador, sin embargo, hay varias cuestiones que evade, se le olvidan o pasa por alto, quizás a propósito para poner una trampa a este nuevo discurso priísta.

Durante las poco más de siete décadas en que el PRI fue partido único, -el más poderoso del país-, sus militancia estuvo supeditada a las órdenes del primer priísta de México, que era quien ocupaba la presidencia de la República e incluso quitaba, ponía y disponía de los liderazgos tricolores; de ahí las reuniones que se celebraban en Los Pinos, a donde eran convocados miembros del gabinete legal y ampliado, así como diputados, senadores y los coordinadores de las bancadas del PRI en el Congreso de la Unión, la subordinación que ahora niega quien es conocido también como “Alito”, estaba implícita en la vida de dicho partido considerado -por aquellas épocas-, como el más poderoso instituto político, hegemónico y sin rival alguno capaz de ponérsele enfrente o moverlo siquiera un ápice.

Lo más probable, es que el ahora dirigente del tricolor no haya tenido oportunidad de regresar sus enjundiosas palabras sobre que en el Revolucionario Institucional no se obedece a ningún presidente, ni presente ni pasado. La complicidad y supeditación de la cúpula priísta hacia el jefe del Ejecutivo en anteriores épocas, era más que evidente y ahora, tan golpeado y mermado como está el PRI, la dirigencia no ha tenido empacho alguno en establecer alianzas con el que ahora es el partido oficial, Morena y todo indica que Moreno Cárdenas fue el encargado de tender puentes en Palacio Nacional, claro, desde una posición de debilidad.

Desde la anterior Legislatura, la LXIV y aun antes de que Moreno Cárdenas llegara a San Lázaro, la bancada del PRI votó de forma conjunta con Morena algunas importantes iniciativas y lo peor, se abstuvieron al votar el desafuero de Saúl Huerta Corona, acusado de violación de menores.

Actualmente, la fracción parlamentaria del PRI en la Cámara Baja estará dispuesta a ir con el partido oficial en algunas iniciativas, por eso, la trampa que tendió “Alito”, está en marcar enjundiosamente distancia con respecto a Palacio Nacional pero en el fondo, es otra la realidad.

POR ADRIANA MORENO CORDERO
morcora@gmail.com

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