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El tiempo de los resentidos

Se trata de un fenómeno que de un tiempo a la fecha es estudiado por especialistas. El motor de muchos cambios políticos que han cimbrado a algunos países del mundo

OPINIÓN

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Carlos Zúñiga / Acceso Libre / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: FOTO: Especial

Se trata de un fenómeno que de un tiempo a la fecha es estudiado por especialistas. El motor de muchos cambios políticos que han cimbrado a algunos países del mundo no necesariamente surge de demandas genuinas, sino que tienen como catalizador sentimientos como la ira, la indignación y un fuerte rencor escondido bajo los deseos de la justicia.  

México no ha escapado de esta ola. El movimiento político que ahora detenta el poder basa muchas de sus decisiones en el resentimiento y ha resultado exitoso el transmitir lo mismo a sus seguidores, como un virus que obnubila al portador. 

En lo personal recuerdo la noche del 2 de julio de 2018. Como periodista me tocó reportar en directo el anuncio del triunfo de Andrés Manuel López Obrador. En los dos puntos donde hubo celebraciones, las emociones eran mezcladas. Mientras afuera del Hotel Hilton los simpatizantes de AMLO se reunieron de forma esporádica para festejar, el Zócalo era una mezcla de sentimientos. A la algarabía se sumaba un triunfalismo exagerado, un deseo de revancha, un resquemor que la victoria no borró. Al terminar el mensaje de AMLO, la gente que comenzó a desalojar por las calles aledañas ubicó de inmediato a los trabajadores de los medios de comunicación que hacíamos la cobertura. Reiteradamente señalados por el ya presidente electo, fuimos los primeros en recibir las miradas retadoras, como una advertencia de que lo que venía.  

En su libro “A la mitad del camino” el presidente le dedicó 93 páginas a hablar de sus adversarios. Desde anécdotas del siglo pasado hasta experiencias propias, pasando por cosas que le contaron. Describió lo que le provoca desconfianza, pero no esbozó ninguna intención de tender la mano para cambiar la posición. Lo malo es cuando estos sentimientos motivan acciones desde el gobierno.  

El caso de la investigación y denuncia en la FGR contra una treintena de científicos y académicos ilustra este tema. López Obrador demuestra su desprecio hacia ese sector y sus simpatizantes de inmediato se suman. No importa que aún no sean juzgados, para ellos ya son culpables de actos de corrupción.  

A la misma bolsa han ido a parar víctimas de la violencia, padres de niños con cáncer, intelectuales, integrantes de órganos autónomos, médicos y menores de edad que piden vacunas contra la covid-19, periodistas que son amedrentados cada semana. El discurso presidencial resuena con éxito entre quienes influye. De inmediato también se sienten también afectados, aunque nunca fueron objeto de algún tipo de acción por parte del grupo señalado. El resentimiento se vuelve infinito. El problema es que luego se convierte en la base de cualquier demanda social. El que promueve la división cosecha resultados pronto, gracias a las conexiones afectivas. Lo sembrado, perdura.  

La era de los resentidos llegó para quedarse mucho tiempo. Para lamento de México, no se ve quién pueda remediarlo.  Los que vengan a gobernar más adelante, tendrán que lidiar con su destructividad. 

POR CARLOS ZUÑIGA PÉREZ

@CARLOSZUP

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