COLUMNA INVITADA

La gran oportunidad perdida

El control absoluto en ambas Cámaras eran la oportunidad perfecta para crear un sistema único de salud

OPINIÓN

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Jorge Andrés Castañeda / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ayer el Presidente presentó su Tercer Informe de gobierno, y próximamente presentará su cuarto paquete económico. Como lo ha dicho él mismo, lo que iba a hacer este gobierno ya lo hizo y lo que no, pues no. Más que lo que ha hecho, que en casos como el salario mínimo merece aplaudirse, lo criticable de este gobierno es haber dejado pasar la oportunidad de reformar en serio el sistema de salud y protección social. 

Dentro de la multitud de problemas que enfrentamos como país, quizá uno de los más apremiantes es la fragmentación de los servicios de salud y la falta de una red de protección social. Tenemos una multitud de sistemas de salud y el acceso de los mexicanos a estos depende de su condición laboral: los empleados formales del sector privado tienen IMSS, los empleados del gobierno federal, ISSSTE; los empleados de Pemex su propio sistema de salud y teníamos el Seguro Popular y las secretarías de salud estatales para el resto. Al mismo tiempo, tenemos una multitud de sistemas de pensiones y no contamos con una verdadera red de protección ante eventos como la pérdida de empleo o un accidente en el trabajo. 

Esta abundancia de sistemas hace que los servicios de salud sean desiguales y que millones de mexicanos no tengan una red de protección real. Al mismo tiempo, como lo ha documentado Santiago Levy, esto no sólo afecta el acceso a servicios de salud para millones de mexicanos —lo que debería de ser razón para atenderlo—, sino a la productividad de la economía mexicana en su conjunto, por los subsidios implícitos a la informalidad. 

El mandato de 2018 y el control absoluto en ambas Cámaras eran la oportunidad perfecta para crear un sistema único de salud y protección social para todos los mexicanos. Esto requería unificar estos sistemas de salud, sortear un sinnúmero de conflictos laborales y de grupos de interés y dedicar recursos económicos en serio. Sin embargo, sería muy complicado tener un sistema que garantizará a todos los mexicanos acceso a los mismos niveles de salud sólo por ser mexicanos. Es un esfuerzo que requiere lustros, si no es que décadas, y no iba a tener resultados palpables hasta finales del sexenio, en el mejor de los escenarios. 

Pero la respuesta de este gobierno fue reemplazar el Seguro Popular por el Insabi, que hoy es un desastre. Las cifras del Coneval no dejan lugar a dudas: el porcentaje de mexicanos sin acceso a servicios de salud pasó de 16.2 a 28.2 por ciento entre 2018 y 2020. El mismo hecho que el Presidente ayer al presumir sus “logros” haya olvidado al Insabi deja claro el fracaso. Teníamos un sistema con muchísimos problemas, pero lo que tenemos hoy es aún peor. 

Ahora que algunos hablan de serenar la política y la sucesión presidencial está desatada, sería quizá momento que los precandidatos —oficialistas y de oposición— se comprometieran a iniciar este proceso. En efecto, puede tomar muchos años, costar muchísimo esfuerzo y recursos, pero justamente este tipo de proyectos son los que llevan a cabo los hombres, o mujeres, de Estado. 

JORGE ANDRÉS CASTAÑEDA
COLABORADOR
@JORGEACAS

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