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Candilejas

Una de las externalidades negativas más perniciosas de la polarización es que las élites partidistas han sido orilladas a meterse a la cama con versiones ecualizadas de sus posturas políticas

OPINIÓN

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Alejandro Echegaray / Campus / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Una de las externalidades negativas más perniciosas de la polarización es que las élites partidistas han sido orilladas a meterse a la cama con versiones ecualizadas de sus posturas políticas. El faux pas de algunos legisladores de acción nacional y el tratamiento VIP al heredero del linaje de la dictadura castrista evidencian la necesidad de los actores políticos por adoptar posturas extremistas para diferenciarse.

Bajo el supuesto de que el electorado se distribuye de manera normal, en forma de campana, los partidos políticos se trasladaban hacia el centro en búsqueda del elector mediano en aras de obtener un segmento más amplio de votantes. En el páramo racional que  se padece en la actualidad, los políticos han decidido transitar a lo largo del espectro político ideológico para situarse en polos opuestos. Pero la radicalización y la estridencia son un atajo electoral que ahuyentará a los votantes.

Si los políticos están operando en función de un cambio o sisma en las preferencias o valores del electorado mexicano, se equivocan. Los clivajes a lo largo de los cuales se votará en las próximas elecciones, no serán muy diferentes a los de la elección presidencial de 2018. De acuerdo con la encuesta Latinobarómetro, la inseguridad pública, los problemas económicos (el bolsillo) y la corrupción fueron los temas que más preocuparon a los mexicanos y que inteligentemente el partido del presidente capitalizó. La identificación partidista no explica mucho y los electores -que se comportan de manera racional- premian y castigan gestiones de acuerdo con su desempeño, principalmente en el combate a la inseguridad y en el manejo de la economía.

Ideológicamente, el electorado mexicano será el mismo que en 2018, es difícil que prosperen propuestas radicales. Los proyectos políticos que aspiren al éxito para aglutinar el descontento con la actual administración deberán alejarse de la estridencia. El elector mediano es conservador, privilegia el orden y quiere ver al ejército en las calles en una guerra frontal con los grupos delincuenciales; condena el aborto y la legalización de las drogas; es tolerante frente al matrimonio entre personas del mismo sexo, y se opone a la creación de barreras arancelarias y la construcción de un muro en la frontera. El votante mediano se opone a la migración hacia México.

La oposición tendrá que generar una narrativa que explote el deseo de superación de los mexicanos, el trabajo duro y que regrese al mérito como la variable explicativa más robusta para predecir el éxito o el ascenso por la escalera social. Deberá bordar sobre la noción de que el Estado no debe de ser un lastre para el desarrollo de los individuos y que su papel es establecer las condiciones para que los mexicanos puedan desarrollarse gracias a su esfuerzo y de acuerdo con sus capacidades.

POR ALEJANDRO ECHEGARAY
POLITÓLOGO
@AECHEGARAY1

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