La mayor parte se envía a tiraderos de Morelos y el Estado de México. Esto es así desde que se cerró el denominado tiradero del bordo poniente, a principios de la década anterior. Desde entonces, la ciudad ha explorado, con poco éxito, alternativas para procesar los residuos, para aprovecharlos y evitar que tengan que enterrarse en otras entidades.
Buena parte de los desechos se colectan y reciclan a través de mecanismos informales, por parte de los trabajadores de limpia y los llamados voluntarios. Otra parte se separa para composta y para material de construcción, por medio de sistemas artesanales e ineficientes. Sin embargo, de los de alrededor de 12 mil toneladas de residuos que la ciudad genera todos los días, siete mil no se procesan, por lo que se trasladan a los mencionados tiraderos foráneos, con un costo de cerca de 2 mil 200 millones de pesos (mdp), además del impacto ambiental de esta práctica.
La última propuesta para solucionar el tema de los residuos en la capital, durante la administración anterior, fue una costosa planta para quemar la basura, que requería de garantías financieras muy onerosas y que no contribuía a generar una economía de reciclaje. Sin embargo, como parte del proyecto Vallejo-i, diseñado para mantener la principal zona industrial capitalina, con el fin de servir para generar soluciones a los problemas de la ciudad, se construyó una nueva planta de procesamiento de residuos, la primera en décadas. Se trata de una inversión pública, de 385 mdp, operada por el gobierno, pero que vende material a los privados y que permite procesar toda la basura que capta.
La tecnología utilizada hace posible recuperar, para reciclaje, más de 30 por ciento del producto. Eso va a permitir a las empresas de consumo mexicanas avanzar en sus metas de utilizar material reciclado en la mayor parte de sus envases y empaques, lo que va a generar más inversión y empleo. El resto s e separa como composta o se procesa, como materiales que son útiles para la industria cementera.
La planta, al poder dar uso a todo lo captado, reduce los traslados a los tiraderos, con un ahorro anual cercano a los 100 mdp, lo que se suma a la ganancia que va a tener la ciudad por el material reciclado que es vendido a la industria. Eso significa que en un plazo no mayor a los tres años , la ciudad habrá amortizado el costo. De hecho, no sería mala idea que en los próximos años se financiara con deuda, o con contratos de compras futuras de material reciclado por parte de la industria que se propone ser limpia, más plantas como la de Vallejo.
Esto es posible debido a los altos ingresos y ahorros que se generan en el corto plazo, en términos monetarios, pero también ambientales. La ciudad parece haberle dado al clavo, con mejores procesos de recolección, la promoción de prácticas más adecuadas de separación en los hogares y con cuatro o cinco plantas más, todos los residuos podrían ser procesados en la propia capital, con productos de alta calidad, útiles para la economía circular, indispensable para el ambiente, pero también generadora de empleos.
POR VIDAL LLERENAS
@VIDALLERENAS
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