En el aspirante presidencial menos deseable para Morena, pero quizá en el más necesario para el país, se está convirtiendo el zacatecano Ricardo Monreal, quien ha decidido trotar rumbo a 2024 a contracorriente por no ser el “favorito” ni del mandamás en Palacio Nacional ni del dirigente de ese partido político, Mario Delgado. Va avanzando sin romper con la estructura morenista y, mucho menos, con el presidente Andrés López Obrador, al que ha jurado lealtad y le ha puesto su capacidad para sacar adelante las iniciativas que le interesan para su proyecto transexenal.
Para empezar, nadie duda que Monreal logró los consensos para la aprobación de la Ley Federal de Revocación de Mandato, que se había entrampado en la legislatura anterior por la necedad de mantener una pregunta que más tendía a una ratificación. Igual con la recién aprobada Ley de Juicio Político y Declaración de Procedencia.
En segundo lugar, su plan es seguir siendo eficaz en su trabajo como operador político, para sacar adelante, con diálogo y consenso, las reformas del Presidente. Por eso no lo veremos peleando con otros aspirantes, como la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, o el canciller Marcelo Ebrard, con quien ha estrechado sus lazos.
“Nunca me voy a pelear con nadie, pero sí voy a buscar a sectores de buena fe que quieran profundizar la vía democrática del país, que generen un proceso de cambio y que haya un proceso de reconciliación en todo el país”, ha dicho. Y en esa declaración está la clave de por qué podría ser el candidato más necesario.
En buen castellano, Monreal está diciendo que su propuesta es inclusiva y no limitada a militantes de Morena o de izquierda, que está convencido de que la transformación es un proceso continuo, dialéctico y en constante construcción; que la cuatroté no es una meta, sino un principio, y que ya es insostenible la destructiva polarización del país, alentada principalmente desde la actual Presidencia de la República.
¿Que Monreal está muy abajo en las encuestas de los presidenciables? Sí, pero el legislador tiene una estructura que otros no tienen, e incluso para nadie es un secreto su influencia en el nuevo gobernador de Zacatecas, David Monreal (su hermano), y los gobernadores electos de Sinaloa, Rubén Rocha; Nayarit, Miguel Ángel Navarro; y Guerrero, Evelyn Salgado.
Hasta sus malquerientes en Morena le han atribuido un superpoder: creen que fue Monreal el cerebro que planeó el descalabro electoral en la CDMX, donde la oposición ganó nueve de las 16 alcaldías. Si eso fuera cierto, significa que consideran que el zacatecano les puede arrebatar su principal bastión.
Y si pudo arrebatar eso, también puede hacerlo con la candidatura. Como él dice: “Ni quiero ser excluido ni quiero ser impuesto por nada y por nadie; ganarme a la buena la candidatura presidencial”. Y tanta falta hace al país que así se ganen las candidaturas.
POR RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN.
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