PERISCOPIO

La crisis en el TEPJF, otro logro de Vargas

Pretendió, desde su privilegiada posición, jefetear, tomar decisiones unilaterales, sin consultar a sus pares, y mover a su antojo el presupuesto

OPINIÓN

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Raymundo Sánchez Patlán / Periscopio / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Reventó ayer lo adelantado por este Periscopio el pasado 22 de julio: los magistrados del TEPJF alineados al llamado G-5 expulsaron a José Luis Vargas de la presidencia del TEPJF, creando un limbo legal que pega incluso a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, presidida por Arturo Zaldívar. Porque ahora hay dos presidentes del máximo órgano de justicia electoral del país: Reyes Rodríguez, nombrado ayer por sus cuatro aliados del G-5, Janine Otálora, Felipe de la Mata, Felipe Fuentes e Indalfer Infante; y Vargas, quien acusó ruptura del orden constitucional con las acciones del bloque en su contra y se sigue asumiendo como el “presidente en funciones”. 

Es la cima de una crisis inducida, en su mayor parte, por el propio Vargas, quien pretendió, desde su privilegiada posición, jefetear, tomar decisiones unilaterales, sin consultar a sus pares, y mover a su antojo el presupuesto y personal de la institución, para intentar meter en cintura a los magistrados que discrepaban de sus posturas y formas. 

El punto de quiebre se dio en abril pasado, con el caso de Félix Salgado Macedonio, a quien el INE, de Lorenzo Córdova, retiró la candidatura a la gubernatura de Guerrero, por no reportar gastos de campaña. Vargas, en lugar de convencer a sus pares de revertir la sanción, intentó retrasar el fallo adverso, al diferir la sesión programada para el 22 de abril y pasarla al 27. Antes de eso, el ahora “presidente legítimo” del Tribunal, era el líder de un bloque mayoritario. 

Con él estaban la magistrada Mónica Soto, quien se mantiene leal, Felipe Fuentes y Felipe de la Mata, quien por cierto ayer propuso meter al orden del día la evaluación a su gestión en la presidencia. Esa mayoría le permitía aprobar en el pleno cualquier resolución y manejar el presupuesto y las plazas de este órgano jurisdiccional. 

Pero después de su postura en el caso Salgado Macedonio se le formó el G-5: fue el único que votó en contra de retirarle la candidatura y sus modos provocaron que los dos felipes se le voltearan y se unieran al bloque de magistrados rebeldes, que ayer nombró a su nuevo presidente. Se dice que, al verse solo, buscó romper el bloque contrario, intentando convencer a algunos magistrados de regresar a su “manada”, como él llama a los grupos mayoritarios. 

Por ejemplo, cuentan que a Indalfer, Reyes y Felipe les ofreció, por separado, ocupar su trono una vez que terminara su gestión, en 2023. No lo logró y ayer le estalló todo. Más aún: a sus oficinas ya llegó el mensaje de que en Palacio Nacional ningún apoyo habrá para él, pues al presidente Andrés López Obrador le interesa que el Tribunal Electoral tenga una conducción aseada y con plenas garantías de legalidad. 

Súmele que la FGR, de Alejandro Gertz, reabrió la investigación en su contra por presunto enriquecimiento ilícito, y que la UIF, de Santiago Nieto, le pisa los talones por lo mismo. Peor, imposible para Vargas.

POR RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN.
RAYMUNDO.SANCHEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@R_SANCHEZP

dza

 

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