COLUMNA INVITADA

Quién es quién en las mentiras

Hoy se cumplen 60 días de haber iniciado el ejercicio Quién es quién en las mentiras como una sección en la conferencia matutina cada miércoles

OPINIÓN

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Ernesto Villanueva / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Hoy se cumplen 60 días de haber iniciado el ejercicio Quién es quién en las mentiras como una sección en la conferencia matutina cada miércoles. Según el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas, fue creada para identificar las fakenews, la desinformación y las “calumnias en los medios”. Este quehacer ha tenido hasta ahora, empero, más sombras que luces. Veamos.

Primero. De entrada, hay que precisar que las críticas periodísticas a esta sección incurren en graves imprecisiones. En efecto, se afirma, por ejemplo, que en el citado ejercicio se difama y calumnia. Eso es totalmente falso. Baste recordar que los tradicionales tipos penales de esas figuras han sido derogados del Código penal federal desde el 13 de abril del 2007. En ese mismo error ha incurrido también Ramírez Cuevas al referirse a “las calumnias” de los medios. De igual modo, hay quienes dicen que se trata de una intimidación. Tampoco ese señalamiento encuentra asidero en nuestro sistema legal. El tipo de “intimidación” se encuentra previsto en el artículo 219 del Código Penal Federal, pero las conductas no encuadran en alguna de las dos hipótesis del citado tipo penal. Todavía peor, se sostiene que la sección incurre en los supuestos de la censura previa que prohíbe taxativamente el artículo 7º constitucional, segundo párrafo. La figura de la censura previa tendría como propósito que una información u opinión no saliera a la luz pública. Si así fuera carecería de sentido la sección, toda vez que todas y cada una de las piezas periodísticas evaluadas se han previamente publicado o difundido.

Segundo. El inédito proyecto se ha desnaturalizado de sus fines (identificados por el vocero presidencial) que justifican su existencia. No por lo que dicen sus críticos, sino por la ausencia de rigor periodístico, de una metodología estandarizada a la luz del debido dominio en deontología informativa, conocimiento de precedentes jurisdiccionales y doctrina jurídica aplicable para evaluar con solvencia la identificación de fakenews y la desinformación. Vamos, hay caletres de quienes llevan a la práctica esa tarea al repetir un error básico: No saber distinguir entre información y opinión. El que no puede lo menos no puede lo más.  

Tercero. Quienes elaboran esa singular sección deben allegarse de una capacitación intensiva y a medida para subsanar la incomprensión que se tiene para hacer de esa iniciativa algo agible. Así, con la añagaza en ausencia de método, le resta más que le abona al presidente López Obrador. Quien creó la idea de realizar ese seguimiento periodístico ha inducido al mandatario a dar por bueno el trabajo de sus colaboradores, y a incurrir en yerro partiendo de los dichos de sus expertos internos, que no lo son, pero deberían serlo, por el bien de todos.

POR ERNESTO VILLANUEVA
COLABORADOR
@EVILLANUEVAX

dza