El clan integrado en papel coprotagónico por Adán Augusto López Hernández, su hermana Rosalinda y su marido, Rutilio Escandón, se encumbró con el anuncio del primero como nuevo secretario de Gobernación… pero en menos de 24 horas, el brillo familiar quedó opacado por el descontrol del tercero ante al retención sufrida por el mentor y amigo del trío, el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La mañana del viernes 27, López Obrador se dirigía a las instalaciones de la VII Región Militar, en Tuxtla Gutiérrez Chiapas, pero su avance se vio impedido por grupos afectados por la torpeza política y el talante represor que ha caracterizado al gobierno de Rutilio Escandón.
No quiso el presidente golpear a Rutilio y descansó la culpa en el actuar de los manifestantes. Y es que, los hermanos Adán Augusto y Rosalinda, así como Rutilio, fueron cercanos al hoy presidente desde sus primeras luchas políticas, por la vía del patriarca --fallecido hace poco más de un año-- Payambé López Falconi, notario público que respaldó las tempranas luchas lopezobradoristas.
En realidad fue Rosalinda quien se mantuvo al lado de López Obrador desde que en 1989 el hoy mandatario federal abandonó el PRI y se adhirió al naciente PRD.
Adán Augusto mantuvo su proximidad al PRI todavía en el 2000, aunque al año siguiente se afilió al PRD, partido donde ya militaba su cuñado Rutilio desde 1997, durante el primer año en el que López Obrador fue dirigente de ese partido. Los ocuparon sendos cargos legislativos y en el caso de Rutilio, se desempeñó en el Judicial local chiapaneco, a donde llegó bajo el cobijo de Manuel Velasco Coello.
En 2018 ambos llegaron al poder: Adán Augusto en Tabasco, Rutilio en Chiapas. Más discreto el cargo, aunque con un poder enorme, la confianza presidencial quiso colocar a Rosalinda López como administradora general de Auditoría Fiscal del Servicio de Administración Tributaria.
Para Adán Augusto, inclusive las decisiones presidenciales que complicaban su gestión fueron resueltas: conflictos sociales y con contratistas; el diferendo con Hugo López-Gatell cuando aun era de los favoritos en Presidencia; la crisis por las inundaciones de octubre pasado… pero sin problemas, López Obrador volvió a su tierra sin sobresaltos.
A diferencia de Adán Augusto, a Rutilio Escandón se le ha salido todo de control de manera que la CNTE –organización aliada electoral de López Obrador en 2018, en el estado donde el presidente ha dicho se retirará y al que más recursos y programas ha destinado-- estalló.
Las y los normalistas rurales acusan represión y prisión política de estudiantes; trabajadores de la salud y “Servidores de la Nación” despedidos de manera injustificada y sin derechos laborales, lo mismo que medio centenar de maestros de la Universidad de Ciencias y Artes; comunidades en desplazamiento por violencia con el ejemplo más cruel en Pantheló…
El 1 de junio, habían iniciado las razzias violentas contra los normalistas de Mactumactzá que protestaban desde mayo. En tanto, la crisis con la CNTE detonó desde que el 25 de junio un contingente de profesores disidentes irrumpió en un evento público en el deportivo “Los Cerritos” en Tapachula; dos días después, el 27 de junio, los trabajadores de la salud, llegaron a protestar frente a Palacio Nacional por los despidos.
A los profesores disidentes, Rutilio les prometió atención y acusó injerencia de actores ajenos al estado para generar conflicto; a los normalistas, después del encarcelamiento de casi un centenar, les ofreció diálogo. No cumplió y a los trabajadores de la salud los ignoró.
También es cierto que el caso chiapaneco pasa la factura al presidente López Obrador por haber dejado al país sin responsable de política interna.
Y justo cuando quiso subsanar, colocando a Adán Augusto --político experimentado y de toda su confianza-- en lugar de Olga Sánchez Cordero --la primera mujer titular de Gobernación pero acotada en su desempeño-- vino el incidente de su gira por Chiapas.
La coyuntura de ese movimiento en el gabinete –previo al tercer informe y al justo medio del período presidencial—es el reacomodo que el mandatario tendrá que sortear en el legislativo ante una perdida significativa de curules, pero ante lo ocurrido el viernes, tal parece que antes de entrar de lleno a la operación política, Adán Augusto deberá intervenir en la crispación social del estado que gobierno su cuñado Rutilio Escandón.
POR ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
COLABORADOR HERALDO RADIO
@ARTURO_RDGZ
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