¿Quién tiene la razón, el presidente Andrés Manuel López Obrador o Carlos Serrano, presidente de los empresarios del gas LP a través de la Amexgas? Al centro del debate está la subida del precio de ese insumo básico, que ha ido como la espuma en los últimos meses. El Inegi reportó, por ejemplo, que tan sólo en el mes de junio, el alza fue de 2.91 por ciento en el precio; mientras que en la primera quincena de julio el alza fue aun mayor, de 4.01 por ciento. Imparable.
Para bajar los precios, el Presidente ordenó la creación de una nueva empresa estatal, Gas Bienestar, que venderá el insumo barato, dijo. En adición, ordenó una regulación de precios, lo que la Comisión Reguladora de Energía (CRE) materializó el jueves, instrumentando una fórmula compleja que involucra costos del flete, márgenes, etcétera. El resultado será un límite en el precio. Pero, rápidamente la Amexgas pronosticó un potencial desabasto tras estos topes en el precio. Serrano ha declarado que el alza reciente se debe a costos regulatorios (es decir, mucha burocracia); a subidas en el costo del gas propano que Pemex vende a los distribuidores; así como a los costos de logística, que se han elevado.
El problema existe y hay un mérito del presidente López Obrador en querer corregirlo. Y la propia Cofece, de Alejandra Palacios, ha sido muy enfática en el problema desde hace años, y con investigaciones conducentes a determinar si existe colusión. En pocas palabras: esto está a la vista de todos. Pero, a esta alza de precios el Ejecutivo le está sumando una variable inadecuada con su solución. La lógica detrás de establecer un precio máximo y de Gas Bienestar no corregirá el abuso en el precio, si es que existe. Más bien podría agravar la problemática, porque efectivamente podría haber escasez de gas LP en zonas donde sea inviable vender a precios por debajo de costos. Además, en el gas también hay un fenómeno de ‘huachicol’ (robo), que apenas es mencionado por la autoridad y para lo cual no existe adecuada supervisión. El mercado informal es gigantesco.
Este culebrón desnuda la realidad de México: no hay estado de derecho. Y no estamos hablando de droga o asesinatos. Se trata de un insumo básico, donde confluyen regulación excesiva; prioridades ideológicas del gobierno; lentitud de los órganos encargados de propiciar mercados dinámicos; empresas formales tradicionalmente opacas; y un monstruo amorfo que todo lo que toca lo descompone, Pemex. El Presidente está optando por una solución radical que difícilmente corregirá las cosas. Es una más de sus apuestas para arrancar de raíz un árbol podrido. Veremos si funciona.
BBVA
El banco que en México encabeza Eduardo Osuna tendrá una nueva división global: Sostenibilidad. Será encabezada por Javier Rodríguez Soler, actual director del banco en Estados Unidos.
POR CARLOS MOTA
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