DESDE AFUERA

¿Problemas en la SRE?

Ebrard parece tratar de conciliar y sujetar sus ambiciones políticas a mandatos presidenciales que lo han hecho un ajonjolí de todos los moles

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Créditos: Especial

Es ciertamente una tempestad en un vaso de agua, pero infortunadamente el fulminante cese de Jorge Hernández como agregado cultural en la embajada de México en España subrayó la que parece una complicada situación en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

En parte, el problema se origina en los eternos pleitos de camarillas culturales, mayormente ajenas, pero que también reflejan la pluralidad de los grupos tradicionalmente adscritos a la SRE y, a veces, aunque sea de forma marginal, tienen un impacto sobre la política exterior o la imagen del país, especialmente cuando sus choques se hacen públicos.

Hernández fue despedido por razones que ahora parecen confusas y que él mismo atribuye a un posible acto de censura, derivado de la incomodidad por sus colaboraciones periodísticas. 

La primera versión decía que fue por referirse críticamente, en un texto, a lo que se consignó como desdeñosas referencias a la lectura por placer hechas durante una conferencia de Marx Arriaga, director de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP). La segunda, días después, a que hizo comentarios misóginos sobre la embajadora María Carmen Oñate Muñoz.

Pero Arriaga negó haber pronunciado la afirmación que le atribuyeron y Enrique Márquez, director ejecutivo de Diplomacia Cultural de la Secretaría de Relaciones Exteriores, echó a andar la segunda versión.

Tanto Márquez como Hernández serían parte de diferentes camarillas culturales, aunque contabilizados entre los 12 o más grupos que se dice llegaron a la SRE como resultado de compromisos políticos, tras el cambio de gobierno. 

De acuerdo con al menos una versión, el número de personas contratadas administrativamente supera ampliamente a los mil 103 miembros del Servicio Exterior Profesional. Sin embargo, no es un fenómeno nuevo.

Si eso afecta o no la conducción de la política exterior es discutible. Lo cierto es que el canciller Marcelo Ebrard parece tratar de conciliar y sujetar sus ambiciones políticas a mandatos presidenciales que lo han hecho literalmente un ajonjolí de todos los moles.

Ebrard, así como sus operadores y aliados, está presente en prominentes acciones de política pública, de la obtención de vacunas contra el COVID-19, a la demanda contra los fabricantes estadounidenses de armas, al tiempo de ser uno de los principales ases políticos del régimen.

En qué medida los embates de la política doméstica, incluso la abierta, pero formalmente no iniciada carrera por la nominación presidencial en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) influyan en la situación interna de la cancillería está por verse, no obstante, es una consideración en otros países.

El debate en torno al despido de Hernández puede ser anecdótico y realmente ajeno a la cancillería, pero junto con las quejas cada vez menos sotto voce de los diplomáticos de carrera es una señal de posibles problemas.

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS.
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM 
@CARRENOJOSE1

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