ARTE Y CONTEXTO

La educación de la televisión y su resaca youtubera

Para que todo sea bonito, primero tenemos que amar lo bonito y para eso necesitamos educación.

OPINIÓN

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Julén Ladrón de Guevara/ Arte y contexto / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A veces la apreciación por el arte y la lectura nos viene de manera natural porque hemos crecido con ello en nuestro entorno familiar. Otras veces descubrimos las cosas geniales que la cultura ofrece en general,  a través de los amigos de la infancia o con los novios con los que solíamos pasar las tardes de las épocas de escuela, y cuyos intereses nos llevaron a tener curiosidad por descubrir el mundo al que pertenecían, por los cuadros de sus casas, los libros del estudio de sus papás y las conversaciones de las sobremesas eternas.

También es posible despertar el interés por la estética en general en el salón de clases, con los maestros que nos cultivaron mientras nos enseñaban historias insospechadas, que nos dejaban con la boca abierta y con ganas de aprender más. Conocer quién hizo las cosas que nos gustan, saber de dónde vienen, apreciar el barrio y los edificios de la ciudad donde vivimos, es cultivar el gusto por la estética, es decir, por lo bonito y siempre vale la pena, porque al igual que el amor, lo podemos hacer crecer en nuestro corazón, pero a diferencia de éste, jamás nos abandonará ni nos dejará suspirando en la banqueta.

El amor por las artes y la lectura, por la cultura en sí,  tiende a crecer cuando lo consideramos como una parte importante de nuestro cuerpo, tanto como un brazo o un pulmón. Jamás consideraríamos que nos podría faltar, digamos que en ese sentido no imaginamos que la afición por la belleza podría ser “amputable”, como sí lo es casi todo lo demás. Sin embargo, no todos tienen la fortuna de tenerla en su sistema porque aquello que alimentaron para albergar en el fondo de su ser, es la decadencia y la fealdad. Al igual que la belleza y el amor, esto tiende a crecer en igual magnitud pero con mayor rapidez debido a su naturaleza simplona y fácil de asimilar.

No hay que pensar demasiado para sentir con intensidad una inyección de adrenalina inmediata, al sentir el placer que provoca haber generado un sentimiento de dolor, de vergüenza o de tristeza. Burlarse o maltratar a un semejante vulnerable, siempre vende, y no estamos hablando de los “jóvenes de ahora” nada más. Desde hace décadas hemos sido educados por una televisión cuyos creadores descansan en la premisa de que el escándalo y la burla es lo que vende.

Generan programas donde los ídolos que admiramos, maltratan al pobre iluso que llegó por su propio pie para dejarse atormentar y humillar en cadena nacional. Por eso gentuza como los youtubers como “las Chiquirrucas”, que humillaron a un migrante que llegó a nuestro país solo, asustado y sin nada más que perder que su propia vida, atentaron contra su dignidad ofreciendo un billete falso a cambio de que hiciera algo intolerable. Sin embargo seguimos celebrando a programas como Master Chef, donde las estrellas del programa, cada vez más sobrados y mamones, avientan los platos, gritan e insultan a los participantes y todo porque la violencia vende.

Nadie se atreve a decirles que eso está mal, nadie los mete a terapia para que se sepa, que maltratar no está bien y que son un ejemplo para todos los demás. Por eso le pagan fortunas a Olvera por servirte a la mesa sus versiones piñata de los platillos de cocineros indígenas o de otro nivel distinto al suyo, que no merecen su reconocimiento, ni pago ni dignidad, recreados por cocineros golpeados, que trabajan sin pago y que cocinan en ese estado para ti. ¿O tú eres de los que compras shampoo libre de maltrato animal pero haces cola y pago previo para comer en el Pujol? Tenemos que comenzar a ver de manera panorámica la realidad de todo esto, y dejar de consumir alimentos, contenido y cualquier cosa que provenga de la crueldad. Si no, cuándo vamos a parar.

Tolerar ya no es una opción, como tampoco lo es fomentar la admiración de energúmenos sobreestimados que deberían hacer sus reality shows desde el Fray Bernardino y no desde una buena cocina o restaurant. Si no, ¿de donde creen que a estos youtubers engreídos les surgió la idea de portarse mal?

POR JULÉN LADRÓN DE GUEVARA
CICLORAMA@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@JULENLDG

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